Proyecto
El Senado y Cámara de Diputados...
Ley de Educación Nacional N° 26.206. Disposiciones Específicas. Incorporación al art. 92 de contenidos que promueven conocimiento, conciencia y compromiso sobre los espacios costeros, fluviales y marítimos, nacionales e internacionales.
Artículo 1°: incorpórese el inciso h) al artículo 92 del capítulo II "Disposiciones Específicas" de la ley Nacional N° 26.206, que quedará redactado de la siguiente manera:
“Art. 92. Inc. h) Los contenidos que promuevan el conocimiento, la conciencia y el compromiso sobre los espacios costeros, fluviales y marítimos, de competencia nacional e internacional, el aprovechamiento sustentable de sus recursos, la predicción y atenuación de los efectos del cambio climático, el establecimiento del alcance del patrimonio nacional en estos espacios, el incremento de la presencia nacional, el fortalecimiento del marco legal que asegure su custodia, cuidado y sustentabilidad y el desarrollo de las ciencias y tecnologías de aplicación.”
Art. 2°: -Comuníquese al Poder Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Proyecto
Señor presidente:
El escritor Marcos Aguinis citó como epígrafe de su libro El combate perpetuo (vida del Almirante Brown), la siguiente expresión perteneciente al Cardenal Cisneros que data de 1516: “…porque ninguno puede ser poderoso por la tierra si no lo es por el mar”. En efecto, la educación en una cultura marítima se fundamenta en la inmensidad de nuestros espacios marinos y fluviales: desde la alta mar hacia el territorio emergido, hay más de seis millones de kilómetros cuadrados bajo el mar, que son de jurisdicción nacional. Estos se encuentran con la tierra a lo largo de más de cinco mil kilómetros de costas.
Como tal, constituyen fuente de riqueza inagotable que si estuviera incorporada efectivamente como patrimonio por nuestros conciudadanos, sería debidamente considerada en todas sus dimensiones de desarrollo. Con adecuada gestión, sus recursos proporcionan alternativas al alcance de la mano para transformar la realidad y avanzar hacia el deseado bienestar de la comunidad.
En tal sentido, el Jefe del Estado Mayor de la Armada, Almirante Marcelo Eduardo Hipólito Srur, en un artículo de su autoría publicado en el diario Clarín, titulado Un mar de oportunidades y riesgos de fecha 17 de mayo de 2017, y con motivo de la conmemoración del combate naval de Montevideo de 1814, expresó que “el mar es una fuente de oportunidades y riesgos para la humanidad y el país y nos exige un esfuerzo en el pensamiento y en la acción para salvaguardar la seguridad, la estabilidad y la sustentabilidad. Los espacios marítimos son fuente inigualable de alimentos, energía, minerales y biodiversidad. El mar es fuente de desarrollo, pero también de tensiones: la prospectiva estratégica indica que el crecimiento demográfico, la globalización y la revolución tecnológica imponen grandes presiones sobre los recursos naturales” Agregando a continuación que “para diseñar el largo plazo es vital saber que la relación entre el país y el mar gira en torno de tres ejes conceptuales de acción: conocer, proteger y emplear”.
En efecto, baste señalar que para una adecuada incorporación y gestión del mar, hay que conocer que los conceptos de soberanía territorial del territorio emergido no se aplican en los espacios marítimos donde rigen normas del derecho internacional. La comunidad internacional, gradualmente, conviene en proporcionar prioridad a los estados ribereños para la explotación de los recursos y de allí provienen los preceptos que lo rigen. Con limitaciones, para poder garantizar la libertad de navegación, el poder de policía del estado ribereño puede aplicarse recién cuando llegamos a las doce millas de la costa.
Incorporar el conocimiento del territorio marítimo importa porque la alta mar no es un espacio vacío: con un tráfico marítimo que transporta el 98% del comercio mundial, flotas de pesqueros que surcan las aguas en busca de recursos, ciento de miles de kilómetros de cables submarinos que atraviesan los fondos de los océanos para hacer posible la comunicación por voz, datos y video. Todo el flujo de internet que nos permite interactuar desde nuestras computadoras o teléfonos inteligentes viaja por esos cables. Cientos de plataformas exploran los fondos en busca de petróleo, y otro tan significativo número de robots navegan bajo el agua clasificando minerales.
Miles de boyas monitorean las corrientes marinas para mejorar el conocimiento del mar, en procura de indagar sobre el devenir climatológico de nuestro mundo. Por nuestros ríos, en los que rigen acuerdos internacionales, transita gran parte del movimiento comercial nacional e internacional.
A la vez que el crecimiento de la población mundial y la extensión del desarrollo económico aumentan la demanda de recursos y el interés por la explotación de nuevas áreas oceánicas más allá de las jurisdicciones costeras, la disponibilidad de nuevas tecnologías permite su explotación competitiva. Vemos también, que aunque crece la demanda de energía, baja el precio internacional del petróleo y que el gas se comprime y distribuye por barcos compitiendo con los anteriormente imprescindibles gasoductos. Como consecuencia se continúa incrementando el comercio marítimo internacional.
Los argentinos del presente y el futuro no pueden ignorar que su país, con su vasto litoral marítimo, tiene jurisdicción sobre importantes espacios en el Atlántico Sur y en la comunicación interoceánica, a los que se debe agregar también su proyección antártica.
En ese sentido, la disputa con el Reino Unido de Gran Bretaña respecto a las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes en el Atlántico Sur afecta no sólo a los actuales intereses argentinos sino también a las posibilidades de nuevos y futuros desarrollos.
Es por todo esto, que consideramos necesario que el plan estratégico de educación incorpore estos espacios, su realidad, el potencial y los riesgos a los que están expuestos como parte efectiva del patrimonio visible de nuestra gente, para permitir que puedan ejercer plenamente sus derechos ciudadanos y nos convoquen a defender lo que no solamente es nuestro en el presente, sino que es la llave para el desarrollo de la nación.
A su vez, este inciso dará sustento educativo a Ley 27167 que creó el Programa Nacional de Investigación e Innovación Productiva en Espacios Marítimos Argentinos -PROMAR-, como base fundamental del programa Pampa Azul, que este Gobierno dice considerar como una de las 100 prioridades estratégicas.
Al respecto, Pampa Azul se presenta como una iniciativa estratégica dirigida a promover el conocimiento científico, el desarrollo tecnológico y la innovación productiva en el Atlántico Sur, aportando por este medio al desarrollo de una cultura del mar en la sociedad argentina. La iniciativa integra las capacidades científico-tecnológicas del estado nacional con el fin de fomentar la explotación sustentable de los recursos marinos y de fortalecer el crecimiento de las industrias vinculadas al mar.
Esto así dicho, no acompañado con su incorporación al Plan de Educación, queda reducido a un grupo de especialistas. Tal ley reclama la formación de recursos humanos que será imposible de nutrir si los ciudadanos argentinos no participan de esta cultura e incorporan esta necesidad a su idea del patrimonio.
La educación construye la conciencia del pueblo soberano y asegura su libertad y desarrollo, por ello es imprescindible incorporar en el desarrollo de los planes estratégicos de educación las competencias a desplegar en la comunidad educativa con vista a que los ciudadanos del mañana quieran, sepan y puedan proteger el patrimonio sobre el que se sustentará el desarrollo y nos reclamen políticas efectivas para su defensa.
Por lo expuesto, solicito a mis colegas diputados que acompañen el presente proyecto.
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