Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:
Recordar y condenar, al golpe militar ocurrido el 28 de Junio de 1966, que destituyó al gobierno constitucional del Dr. Arturo Illia.
FUNDAMENTOS
Proyecto
Señor presidente:
El 28 de junio se cumplen 51 años de una fecha nefasta para la democracia argentina; en 1966 un movimiento militar insurgente y criminal depuso a un gobierno ejemplar de la historia del país.
Ejemplar no sólo porque fue un gobierno austero y alejado de cualquier mancha de corrupción, sino además porque cumplió cabalmente con sus compromisos de campaña. Posiblemente en esa cuestión haya que buscar algunos de los motivos de su caída.
Recordemos que: eliminó los contratos petroleros firmados durante el gobierno de Frondizi por considerarlos contrarios al interés nacional e impulsa la ley del salario mínimo vital y móvil, que entre otros objetivos planteaba la necesidad de “evitar la explotación de los trabajadores en aquellos sectores en los cuales puede existir un exceso de mano de obra”, “asegurar un ingreso mínimo adecuado” y “mejorar los salarios de los trabajadores más pobres”.
Con los mismos objetivos, se promovió la Ley de Abastecimiento, destinada a controlar los precios de la canasta familiar y la fijación de montos mínimos de jubilaciones y pensiones.
Además impulsa la Ley de Medicamentos, que establecía una política de precios y de control de medicamentos, congelando los precios a los vigentes a fines de 1963, fijando límites para los gastos de publicidad y para la posibilidad de realizar pagos al exterior en concepto de regalías y de compra de insumos.
Estas políticas no lo rodearon de amigos, por el contrario, en épocas donde la relación de fuerzas para los partidos políticas era muy precaria, decisiones como estas ponía en alerta a sectores muy poderosos del interior y exterior del país, que sentían que sus intereses eran afectados, cuestión inaceptable para ellos.
Utilizaron medios de prensa, que comenzaron a caricaturizar a Illia como si fuera una tortuga, lenta e incapaz, lo que indudablemente fue afectando su imagen ante la sociedad.
Era un verdadero absurdo tratar de lento e incapaz a ese gobierno. Pero lograron su objetivo.
Era un absurdo porque no sólo había impulsado aquellas políticas, sino que además conseguía que la economía creciera entre los años 65 y 66, un 20% su PBI, y un 35% de la producción industrial, logrando niveles récord de participación de la industria en la economía (cosa que tampoco gustaba a los nostálgicos del “granero del mundo”) y se alcanzaba a la vez, otro nivel récord: un 23% del presupuesto para educación, mientras en la universidad se aplicó por última vez, hasta 1984, los institutos de la reforma, a la vez que la ciencia y la técnica nacional vivían un momento de esplendor que acabaría abruptamente en “la noche de los bastones largos”.
Al mismo tiempo, “el gobierno tortuga”, en materia exterior conseguía un éxito notable con la resolución 20/65 de la ONU que obligaba a Gran Bretaña a negociar la cuestión Malvinas con Argentina.
Pero además busco entre los límites de esa escasa relación de fuerzas que mencionábamos antes, la progresiva normalización institucional del justicialismo, permitiéndole competir en las elecciones legislativas del 65 donde a través del partido Unión Popular iba a obtener más votos que el mismo radicalismo, y ya se preparaba para competir en las elecciones para gobernador.
Era demasiado. Los intereses de grupos políticos y económicos afectados por sus decisiones, no aceptarían un gobierno de claro sesgo nacional, decente y cumplidor de sus compromisos políticos. Para herirlo utilizaron medios de prensa que como dijimos lo ridiculizaron, (un noticiero de televisión llevaba por nombre el de una empresa petrolera que había sido afectada por la eliminación de sus contratos), pero además colaboraron con ellos sectores sindicales que por incomprensión, o interés, jaquearon al gobierno desde un primer momento con huelgas y tomas de establecimientos.
El brazo armado de esos grupos económicos por aquel entonces eran las fuerzas armadas, que en la madrugada del 28 de junio de 1966, cumpliendo las órdenes de sus patrones irrumpieron en la casa Rosada, y desalojaron a un gobierno que trabajaba en función de los intereses nacionales y la consolidación de la república democrática.
Eran ambiciones inaceptables para aquellos grupos y que lamentablemente los sectores sociales protegidos por ellas no las tomaron como propias, por lo que no defendieron al gobierno del Dr. Illia como debía ser, cuestión que luego llevarían a muchos arrepentimientos y graves dolores a la República.
El Dr. Illia fue un presidente ejemplar, pero también antes y después de ejercer la presidencia fue una persona y un profesional ejemplar. Y hoy, en momentos que la ejemplaridad en la política es una necesidad imperiosa, el recuerdo de la figura de Don Arturo es un faro que indica el camino a seguir.
Por estas consideraciones solicitamos a nuestros pares la aprobación del presente proyecto.
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