Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:
Su enérgico repudio por el atentado antisemita ocurrido el 27 de octubre en la sinagoga The Tree of Life o L'Simcha de la ciudad de Pittsburgh, Pennsylvania, Estados Unidos, en el cual perdieron la vida 11 personas y 6 fueron heridas.
FUNDAMENTOS
Proyecto
Señor presidente:
En horas de la mañana del 27 de octubre en la ciudad de Pittsburgh, Penssylvania, Estados Unidos, ocurrió un hecho que escribe otro capítulo en las tristes páginas de la historia del antisemitismo: así es que alrededor de las 9,50 AM —hora local— Robert G. BOWERS irrumpió en la sinagoga The Tree of Life o L'Simcha mientras se estaba celebrando un servicio matutino del Shabbat y al grito de “Todos los judíos deben morir” abrió fuego durante aproximadamente veinte minutos. Como resultado de ese obrar absolutamente irracional, cargado de odio, prejuicio, hostilidad y discriminación hacia los judíos, once personas fallecieron, mientras que otras seis fueron heridas de gravedad.
El ataque marca un nuevo capítulo en las nuevas corrientes de antisemitismo que se vienen observando en épocas recientes, que no hacen más que engrosar el largo historial de ataques contra los judíos. En el siglo anterior la experiencia más tremenda de esta ola discriminadora fue la del nazismo, el que tras su finalización generó un movimiento de reflexión para dar cuenta de cómo es que se llegó a tan infausto régimen. En ese contexto es que Hannah ARENDT acuñó la idea de “mal radical”, idea que reconoce su origen en el discurso kantiano y refiere a un mal absolutamente profundo, como un conjunto de acciones tan extremadamente malas que las herramientas con las que contamos desde el derecho, la ética o la filosofía misma se muestra impotentes para dar cuenta de él.
Justamente, tras esa triste y dolorosa experiencia podía suponerse que el antisemitismo iba a retraerse en el discurso público hasta desaparecer de él. Y si bien es cierto que su vigor ha menguado desde esos oscuros años, no menos cierto es que persisten focos judeófobos que no pueden ser subestimados, pues sí así lo hiciéramos la pasividad podría generar un peligroso reverdecimiento de estos discursos extremistas, intolerantes que se sustentan en una falsa superioridad que rompe con la verdad de la dignidad intrínseca e igualdad en derechos que tienen todos los humanos por sí. Como diputados en particular, aunque más aun como ciudadanos, surge como imperativo ético el deber de rechazar enfáticamente estos actos de violencia, pues nada justifica en el estado actual la persecución y el hostigamiento contra un grupo cualquiera, sobre todo cuando ello se funda en íntimas convicciones de la persona.
Por lo expresado, queda así fundamentado el presente proyecto y a consideración de los diputados y las diputadas para su aprobación.
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