Proyecto
El Senado y Cámara de Diputados...
Ley de Promoción para Pequeños Productores de Ganadería Porcina
Artículo 1º.- Institúyase un Programa de Apoyo a Pequeños Productores Porcinos, que se regirá con los alcances y limitaciones establecidos en la presente Ley y las normas Reglamentarias que se dicten al respecto.
Artículo 2º.- El objetivo general es el incremento en la producción de carne de cerdo, proveniente de pequeños productores, en condiciones económico, social y agroecológicamente sustentables.
Artículo 3º.- Son objetivos específicos:
a) Aumento de la productividad porcina en los establecimientos alcanzados.
b) Incremento, por parte de los pequeños productores porcinos, del uso de las herramientas que les permitan alcanzar una mejor condición sanitaria y productividad de su piara.
c) Mejora de la oferta genética, para la obtención de canales de calidad.
d) Incremento de las capacidades, individuales o colectivas, de terminación
e) Promover el bienestar y desarrollo integral de la familia del productor agropecuario y del trabajador rural, generando fuentes de trabajo directa y en los servicios asociados.
f) Elaboración del modelo que permita cuantificar los impactos de las diferentes medidas. Definiendo los factores críticos de éxito de cada uno.
Artículo 4º.- Destinatarios: Serán destinatarios del Programa, los Productores Porcinos, sean personas físicas o jurídicas, y que posean una piara de hasta quinientas (500) madres.
Artículo 5º.- Beneficios: El Programa subsidiará por el término de diez (10) años, a partir de la promulgación de la presente:
a) Asistencia sanitaria
b) Asistencia nutricional
c) Asistencia genética
d) Asistencia de infraestructura individual o de grupos asociativos
Artículo 6º.- Crease el Fondo de Desarrollo de Pequeños Productores Porcinos, con vigencia de 10 (diez) años y con destino al financiamiento de los beneficios detallados en el artículo 5.
Artículo 7º.- El Fondo de Desarrollo de Pequeños Productores Ganaderos Porcino, se integrará por los recursos que se le asigne a través del presupuesto nacional; el que deberá ser el equivalente al 10 % del bruto de las importaciones anuales de carne porcina, a cuyos efectos la Autoridad de Aplicación formulará los requerimientos presupuestarios correspondientes.
Artículo 8°. - La autoridad de aplicación de la presente ley es el Ministerio de Agroindustria de la Nación, con facultades para dictar las normas reglamentarias y complementarias para la operatoria del mismo.
Artículo 9º.- A los efectos de acogerse el presente programa, los futuros beneficiarios deberán presentar ante la Autoridad de Aplicación, un plan de trabajo proyectado a cinco (5) años de duración.
La Autoridad de Aplicación de acuerdo a la Reglamentación deberá evaluar la factibilidad del plan de trabajo presentado y dará un tratamiento preferencial en los beneficios a los productores porcinos que tengan como única actividad comercial la explotación de establecimientos reducidos y cuenten con pequeñas piaras como así también a aquellos pequeños o medianos productores porcinos que presenten proyectos de tipo asociativo.
Artículo 10º.- La Autoridad de aplicación tendrá amplias facultades para verificar y evaluar el cumplimiento de las obligaciones de los beneficiarios, que deriven del régimen establecido por esta ley, e imponer las sanciones que establezca la reglamentación.
Artículo 11º.- En caso de incumplimiento de alguno de los compromisos contraídos por los beneficiarios, la Autoridad de Aplicación deberá suspender o disponer la caducidad de los beneficios que se hubieren otorgado en el marco de la presente ley.
Artículo 12º.-El Poder Ejecutivo dictará la reglamentación de esta Ley dentro de noventa (90) días hábiles contados a partir de su publicación en el Boletín Oficial.
Artículo 13º.- Las disposiciones de la presente Ley entrarán en vigencia el día de publicación en el Boletín Oficial.
Artículo 14º.- De forma.
FUNDAMENTOS
Proyecto
Señor presidente:
Argentina posee ventajas comparativas en la producción porcina, debido a que puede alcanzar bajos costos de producción, gracias a que es productora de los alimentos de los cerdos, dispone de amplias zonas agrícolas a lo largo del territorio, importantes recursos hídricos y un clima propicio para la cría de cerdos.
Otros países, basaron su consumo de proteína animal en el cerdo, ya que tiene una mayor producción de carne por madre, por hectárea, y un ciclo mucho más rápido, entre otros aspectos, que el bovino.
En los últimos 20 años, aumentó en más de 100 millones toneladas la producción de carnes a nivel mundial, pasando de 149,45 millones de toneladas a más de 252,14 millones de toneladas. Cabe destacar que la composición porcentual se modificó. La carne de vaca fue perdiendo espacio dando lugar a la carne de pollo, permaneciendo en los mismos niveles (43,41%) la de cerdo . La carne de cerdo con un total de 109,45 millones de toneladas producidas en 2013, tiene dentro de sus más importantes exponentes a China, que produjo 55 millones de toneladas de carne (48 %), seguida por la Unión Europea con 22,3 millones (20 %) y Estados Unidos con 10,5 millones de toneladas (9 %). En conjunto concentran casi el 80% de la producción mundial.
En cuanto al consumo, favorecido por la relación precio carne vacuna/carne porcina y un cambio en la percepción del público sobre los atributos de la carne de cerdo, el consumo de carne porcina ha ido en aumento en los últimos años. Se dio un proceso de substitución, donde las carnes aviar y porcina por la de vaca, incrementaron su participación. El pollo superó los 45 kg anuales por habitante de consumo en 2014, superando la estrategia del sector de 44 kg para 2017. El cerdo alcanzó los 11,33 Kg de consumo fresco en 2015, en una escalada que tenía como referencia los 4,98 Kg. en 2002 .
Respecto de la producción primaria en Argentina, el stock porcino alcanzó su número mayor en las décadas del ‘40 y ‘50 unido principalmente al desarrollo agrícola de la zona productora de maíz. Posteriormente Europa se recuperaría productivamente y dejaría de importar parte de nuestra producción. Esto, hizo que la producción nacional se redujera a la demanda del mercado interno y que comenzara una disminución de stock oscilante.
Un cambio de comportamiento marcado sobrevino durante la década del 90, en el que ocurren reformas macroeconómicas estructurales cuyas consecuencias se transforma en una intensa liquidación de stock, pasándose de unas 4 millones de cabezas a 2,1 millones en 2002. La desregulación de la economía combinada con la creación del Mercado Común de América del Sur (MERCOSUR), provocó una modificación profunda en los ciclos ganaderos, ya que las asimetrías estructurales respecto al Brasil y la importación de productos provenientes del vecino país, alentaron a una liquidación de stock porcino, lo a su vez obligó a un cambio tecnológico basado principalmente en la genética, que no pudo ser asumido por el productor no tecnificado y con poca capacidad de inversión. Hubo, a pesar de ello, algunas inversiones que rondaron los 120 millones de dólares en Granjas altamente tecnificadas, lo que determino el ingreso de nuevos actores al sector .
Desde 2010 la producción y el consumo de carne de cerdo se han incrementado de manera notable, y se cambiaron los hábitos de consumo, surgiendo carnicerías con oferta de ésta carne trozada, emulando la comercialización de carne bovina.
Acompañando ese crecimiento, el mismo año, la Provincia de Buenos Aires puso en marcha el Programa de Mejoramiento y Formalización de la Producción Porcina, tendiente a incrementar el mercado de carnes alternativas que diversifiquen la oferta de proteína animal a la población, y den la oportunidad de desarrollo a otras producciones con una dinámica mayor, que brinden grandes volúmenes de carnes de calidad, a precios accesibles.
Las políticas públicas deben afrontar ésta caracterización, no como una problemática, sino como una circunstancia para diseñar programas que respondan a las necesidades, que les genere interés de participación, y les propongan a esos pequeños productores una oportunidad de crecimiento armónico dentro de la cadena a que pertenecen.
Las temáticas son diversas, y van desde el incremento en la productividad, de la calidad y la eficiencia productiva, hasta la oferta de infraestructura y seguridad.
El futuro que nos anima, de la producción porcina radica en tres aspectos:
1. Carne fresca: Es el item que más avanzo y es sin lugar a dudas en el mediano plazo el que más va a crecer. La experiencia del año 2010 nos indica que si hubiéramos ofrecido mayor volumen de carne porcina fresca, el consumidor la hubiese llevado.
El consumo de la carne vacuna había disminuido entre 20 y 25 kg. por habitante entre los años 2008-2011. Parte de este vacío fue ocupado por la carne aviar, pero hay una franja disponible para otras carnes y la de cerdo tiene las mejores posibilidades.
El consumo por habitante en 2014 llegó a 11,33 Kg. En 2002 era de 4,98 Kg.
2. Chacinados: En la década del 90, casi 6,5 kg. por habitante se destinaban para la elaboración de chacinados. Hoy en día tan solo 3 kg. tienen esa finalidad.
En la proyección, el objetivo sería recuperar lo que se hizo en algún momento. Para dicho fin es necesario volver a la calidad de los productos chacinados de cerdo, en el cual en su composición el principal ingrediente es el cerdo. Aquí enumeramos en primer lugar tanto el Jamón Crudo, como el Jamón Cocido. En la década del 70 nuestro país ocupaba el cuarto lugar en el consumo por habitante de jamón crudo detrás de España, Italia y Francia. Actualmente estamos por debajo del lugar 35. Se ha comenzado a trabajar en la elaboración del Jamón Crudo Argentino. Se necesitan dos condiciones: Calidad y Precio. Y en las dos nuestro país puede ser altamente competitivo.
3. Exportación: Tenemos un mundo en el cual el principal consumo de proteína animal lo tiene la carne porcina con más de 100 millones de toneladas anuales y con un crecimiento que va del 3 al 4% en los últimos años. Esto implica en promedio de 3 a 4 millones de toneladas más por año. Esta cantidad equivale a la producción anual total de Brasil o 10 veces la producción de nuestro país.
En el mundo la producción porcina está siendo cada vez más difícil ya sea por problemas ambientales, de bienestar animal o simplemente de altos costos que provocan quebrantos en la producción y cuestionan seriamente su continuidad.
Argentina dio un paso muy importante al declararse libre de Peste Porcina Clásica dando por tierra una importante objeción paraarancelaria limitante de las exportaciones.
Cada especie de interés económico tiene su propia evolución biológica que, combinada con las tecnologías productivas aplicadas (intensivo o extensivo, valor genético, etc.) definirán el “ciclo productivo”.
Se entiende como ciclo productivo ganadero al número de días que va desde el momento en que se da servicio a un vientre hasta que el producto del mismo está disponible para la industria. Por ejemplo un ciclo ganadero bovino tiene un duración de tres (3) a cuatro (4) años. En el caso del cerdo es de 10 meses a 1 año.
Si bien cada año calendario se renueva la oferta de animales en cada ciclo ganadero en general, el desarrollo de políticas que no tomen en cuenta estos períodos y generen programas de menor duración, habrán explotado parcialmente las capacidades de la cadena de producción ya que al incorporarse los eslabones más avanzados el plan habrá culminado.
En consecuencia, el Programa de cerdos fue inserto en el Plan Ganadero Provincial 2010-2014 en Buenos Aires. Ese programa entregó 603 núcleos completos, de los cuales 67 fueron a Escuelas Agropecuarias. Esto implicó la incorporación de más de 6.000 productores directos, más el efecto multiplicador de conocimiento y genética que significaron las Escuelas Agropecuarias. De esta manera el programa no solo incrementó la capacidad de producción porcina, sino que sumó un segundo hecho virtuoso que es el de agregar kilos a cada animal y con eso incrementó la eficiencia y el valor, fortaleció las habilidades empresarias de los pequeños y medianos productores, promovió el desarrollo económico sustentable y fomentó y afianzó la participación de organizaciones y participantes de la cadena de valor.
El programa que se propone en esta Ley está dirigido a esos productores medianos, pequeños y de subsistencia o productores familiares, pero de todo el país.
El Programa que genera ésta Ley propone subsidiar, mediante el Fondo de Desarrollo de Pequeños Productores Porcinos y por el término de diez (10) años para asistencia sanitaria, asistencia nutricional, asistencia genética y asistencia de infraestructura individual o de grupos asociativos entendiendo que en un plazo sostenido se podrá generar una nueva configuración de la producción que le de la sustentabilidad necesaria para crecer sin políticas de asistencias subsidiarias.
Los grandes productores de punta logran adaptar sus sistemas a las nuevas tecnologías y alcanzar producciones que le permiten progresar realizando una constante evolución. Los productores pequeños son los necesitados de políticas públicas activas y requieren de asistencia técnica, insumos, capacitación para obtener mejoras productivas. Posteriormente, seguimiento y mantener las acciones en el tiempo hasta lograr el cambio cultural que les permita aprender a utilizar diferentes herramientas tendientes a mejorar su producción.
A partir del cambio en las reglas del juego económico de 2016, el pequeño y mediano productor porcino se vio fuertemente afectado por el incremento del precio de los insumos (maíz y en menor medida, soja por la quita de retenciones a los granos), el incremento de los combustibles, las tarifas de servicios y la caída del consumo interno. En la dieta de los cerdos, el maíz y la soja en conjunto representan entre el 75% y 90% del balanceado, siendo la conversión alimenticia de 3:1 (3 kg de balanceado para producir 1 kg de cerdo vivo). En la estructura de costos de la producción primaria porcina, las raciones concentran entre el 60 -70% de ellos.
Es por esta circunstancia que se propone esta Ley, tendiente a impulsar el desarrollo, sobre los progresos alcanzados, aprovechando las fortalezas descriptas, pero fundamentalmente buscando mejorar la productividad, la oferta de carne, incrementar los puestos de trabajo, y el bienestar de las familias trabajadoras rurales e industriales.
Este Programa busca:
a) Aumentar la productividad porcina.
b) Incrementar, por parte de los pequeños productores porcinos, el uso de las herramientas que les permitan alcanzar una mejor condición sanitaria y productividad de su piara.
c) Mejorar la oferta genética, para la obtención de canales de calidad.
d) Incrementar las capacidades, individuales o colectivas, de terminación
e) Promover el bienestar y desarrollo integral de la familia del productor agropecuario y del trabajador rural, generando fuentes de trabajo directa y en los servicios asociados.
f) Elaborar un modelo que permita cuantificar los impactos de las diferentes medidas. Definiendo los factores críticos de éxito de cada uno.
La producción primaria en nuestro país está caracterizada por una gran cantidad de pequeños y medianos productores con baja tecnificación, y una productividad promedio entre 8 a 12 capones logrados por madre y año, los que en su gran mayoría se localizan en pequeños predios, intercalado en la provincia con sistemas de producción en confinamiento de medianos y grandes productores altamente tecnificados y actualizados, con una productividad promedio de entre 20 a 25 capones terminados por cerdas año.
A partir de una serie de diagnósticos realizados, se concluyó que una de las principales causas que impide un crecimiento sostenido de la producción porcina está situada principalmente en la producción primaria. Esto se debe en parte, a la escasa aplicación de procesos de gestión dentro de los establecimientos, a la falta de uniformidad en el origen y calidad de la genética de los reproductores, a la baja aplicación de técnicas básicas de manejo, a que dentro de la estructura económica del establecimiento la producción porcina es una actividad complementaria de otras sin que represente el principal ingreso del productor, etc.
A partir de lo expuesto, se propone mediante la presente generar el Programa en función de que hay un mercado creciente en el consumo de carne fresca porcina, Argentina tiene un costo de producción muy competitivo por el importante volumen de granos disponibles, se pueden mejorar los costos a partir de la eficiencia y fundamentalmente: hay más de 11.000 familias que apuestan al sector.
Si bien el potencial esta dado en la totalidad de la cadena, el objetivo del fortalecimiento se centra en la atención de los productores que requieren tecnificación para elevar los actuales índices productivos y mejorar la calidad del producto, usando como metodología la difusión de módulos demostrativos de producción bien diferenciados utilizando diseños de instalaciones construidos con materiales propios de cada zona que implique una baja inversión y contribuya a la mejora de los actuales índices productivos.
La estandarización de la producción de estos pequeños productores puede lograrse mediante la facilitación al acceso de núcleos genéticos, lo que les dará la posibilidad de competir de igual a igual ofreciendo a la industria un producto similar al que ofrecen las grandes granjas, evitando con ello el castigo comercial y la diferenciación en precio.
El beneficio al conjunto de la porcinocultura será el de desarrollar la oferta de un producto estandarizado para el consumo fresco, o por cortes, de forma tal que el consumidor obtenga una mercadería similar cada vez que compra. Esto es relevante cuando consideramos que el mercado de la carne de cerdo se incorporó en un hueco de oferta dejado por la carne vacuna en los últimos años y compite en esa acción con la carne avícola, ambas totalmente estandarizadas en sus propias ofertas.
El fomento de la conformación de cooperativas u otras formas asociativas permitirá la adquisición de insumos de manera más competitiva por los mayores volúmenes y mejores precios, pero también un mayor y más regular volumen de oferta con el que llegarán a una escala competitiva en menor tiempo, promoviendo el éxito del conjunto.
Parte de la contribución que realizará el fortalecimiento de la producción porcina primaria, es fortalecer al pequeño y mediano productor en la permanencia estable y rentable de la actividad y por otro lado promover mayores inversiones garantizando la asistencia técnica y el acompañamiento desde el estado.
En Argentina existen 4.940.793 cerdos, según la información generada, y publicada a marzo de 2016, por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria. Sin embargo, subyace la percepción de que el número de cerdos es mayor, lo que implica que el procedimiento de registro es perfectible. Esta observación se basa en que el stock del año 2015, dado por el Organismo, fue de 4.726.245 animales y la faena publicada por el Área Porcinos de la Dirección de Porcinos, Aves de Granja y No Tradicionales, con datos del SENASA y MAGyP, es de 5.523.715 cabezas para el mismo período.
Según la misma fuente, el 98,78 % de los establecimientos (77.685) albergan el 59,54 % de los cerdos (2.941.853). Ninguno supera los cien (100) animales en total. Es decir. Esta Ley es de aplicación en casi el 99 % de los productores de cerdos del país.
Otro dato a tener en cuenta es que el 70,38 % de las madres totales están en los establecimientos de hasta cien (100) animales, que tienen en promedio 23 madres. Los de más de quinientos (500) cerdos tienen un 11,98 % de madres. Esto se da, porque en los establecimientos grandes se hace el ciclo completo de crianza. En ellos nace el lechón, se engorda y se vende terminado directo a faena. El estrato de pequeños productores tiene una mayor proporción de vientres porque mayoritariamente su producto final es el lechón, el que venden faenado para consumo, o vivo a invernadores (terminadores). Este punto ofrece un importante desafío de ganar valor en la etapa primaria de la cadena porcina fomentando la terminalidad del cerdo.
Los pequeños establecimientos cobijan a 95.086 tenedores de cerdos. Si consideramos que cada uno de ellos fuese sustento de una familia, se hallan involucradas 380.344 personas. Según datos del Ministerio de Economía del año 2014, la cadena en su conjunto empleaba a 27.000 personas, de éstas el 37% trabajaban en la producción primaria, 55% en la industria y 8% como empleados de servicios indirectos. Más allá del trabajo no registrado que existe en el sector agropecuario, esta información da la certeza de que existen muchos trabajadores que regularizar, y muchos productores familiares que trabajan su propia explotación.
Se concluye en que es un sector en franca expansión, con una importante dispersión territorial, que involucra a muchas personas y tiene las condiciones para responder a los estímulos de las políticas públicas.
Es por todo lo antes expuesto, y por la preocupación que reviste la problemática del sector, es que solicito a Diputadas y Diputados que acompañen este proyecto.
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