Proyecto
El Senado y Cámara de Diputados...
ARTÍCULO 1º – Declárese monumento natural nacional y de interés público a la especie venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus), a fin de lograr la conservación de esta especie.
ARTÍCULO 2º – La presente ley se difundirá en escuelas y establecimientos educacionales en general.
ARTÍCULO 3º – Comuníquese al Poder Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Proyecto
Señor presidente:
Características generales de la especie
El venado de las pampas, también conocido como guasú-ti” (“venado blanco” en guaraní”), yoam shezcé (puelche), taruka (quichua), venado de campo (Uruguay) o veado campeiro (Brasil), es un ciervo de mediano tamaño, que alcanza una altura en la cruz de alrededor de 70 ó 75 cm., mide unos 110 a 135 cm. de largo y pesa entre 30 y 40 Kg. De esbelto aspecto, tiene el pelaje corto y liso, de color variable según la subespecie entre bayo claro a pardo grisáceo. La zona alrededor de los ojos, los costados del labio superior, la punta de la quijada, el interior de las orejas, la parte inferior del cuerpo, cuello y cola y la posterior de los muslos son blancos. La cola, de unos 15 cm. de largo, tiene la punta oscura. Esta coloración le permite mimetizarse con los pastizales en donde habita.
Como sucede en la mayoría de los cérvidos, sólo los machos ostentan astas, que caen y se renuevan anualmente. En el caso del venado, está formada por dos cuernas con tres garcetas (puntas) en cada una y un largo total que a veces supera los 30 cm.
Otra característica exclusiva del macho es su fuerte olor a “ajo”, que se torna más penetrante durante la época de brama (período reproductivo). Este fétido e intenso olor es producido por una glándula interdigital, ubicada en el fondo de la hendidura que separa las dos pezuñas de sus patas traseras y persiste a veces durante días en los pastos por donde pasaron los venados. La hembra (“gama” según nuestros gauchos) no posee este desagradable aroma, por esta razón cuando esta especie era abundante, su carne era consumida con frecuencia.
Es una especie característica de ambientes llanos y abiertos, casi sin vegetación arbórea y con escasas isletas de árboles xerofilos o semixerofilos. Antiguamente habitó todas las pampas argentinas al norte del Río Negro. Hoy en día, arrinconado en sus últimos relictos, ocupa tanto terrenos ondulados, con suelos arenosos, cubiertos de abundantes pastizales (San Luis) como tierras bajas y pantanosas, con distintas comunidades de vegetación palustre (Samborombón, Buenos Aires) o bien pastizales de inundación (Aguapey, Corrientes).
Estos animales tienen hábitos diurnos y gregarios: acostumbran a andar en grupos de 2 a 5 individuos, aunque en el pasado formaban tropas mayores, de hasta 300 ejemplares. Suele asociarse con el Ñandú (Rhea americana) u otras aves que puedan anticipar el peligro con su alarma, como la Bandurria Mora (Theristicus caudatus). Cuando se alarman, caminan con la cola en alto, exhibiendo su color blanco y avisándole a su grupo la cercanía de un peligro. Finalmente terminan huyendo en veloz carrera.
Su alimentación está compuesta principalmente por brotes y renuevos de plantas herbáceas y gramíneas, algunas flores y excepcionalmente hojas y frutos de tala (Celtis tala). Son muy resistentes para sobrevivir sin agua, pudiendo obtenerla de los mismos pastos que consumen o bien del rocío.
El Venado se recuesta en los pastizales formando dormideros, que lo protegen de fenómenos climáticos, y de posibles amenazas. Los dormideros se evidencian por el aplastamiento de una zona elegida y una formación acolchada donde se echa el animal.
La época de la brama ocurre entre febrero y mayo, cuando los machos luchan entre sí (trabando sus cornamentas y forcejeando) para conseguir aparearse con las hembras. El período de gestación dura unos 220 días, tras los cuales la hembra da a luz una sola cría. Los nacimientos se producen entre septiembre y octubre. Las crías al nacer poseen dos hileras de manchas blancas a los costados de cuerpo, que desaparecen a los tres meses (con la primera muda de pelo) adquiriendo la coloración de un adulto. Durante los primeros meses los juveniles dependen enteramente de sus madres, que los destetan hacia el cuarto mes de vida.
Entre sus depredadores naturales, podemos mencionar al Puma (Puma concolor) y, antaño, también al Yaguareté (Leo onca). El Zorro Gris (Pseudalopex gymnocercus) y el Gato Montés (Oncifelis geoffroyi) probablemente ataquen a los ejemplares juveniles.-
Tierra de venados…
Este ciervo tuvo desde siempre singular importancia para el hombre: ya los antiguos americanos cazaban a estos animales, tal como lo prueban hallazgos en Ongamira (Córdoba) que datan del 4.000 a. C.; cuando llegaron los españoles a Buenos Aires los querandíes basaban su alimentación en el venado, que no sólo les proveía de carne sino también de cueros con los que armaban sus toldos. Igual trascendencia tuvo su caza entre otras etnias del país (huarpes, abipones, mocobíes y tobas, entre otros) que lo cazaban de distintas formas, persecución que se acrecentó (y facilitó) con la llegada del caballo y la transformación de los aborígenes en eximios jinetes.
Los colonizadores y sus descendientes, los criollos, pronto se transformaron en depredadores directos del venado, para alimentarse con su carne, para comerciar con su cuero o bien para extraerle las famosas “piedras bezoares” (cálculos digestivos de supuestas propiedades curativos) que entre los siglos XVII y XVIII alcanzaron gran valor. Nuestros gauchos, además de perseguir venados por su cuero o carne, también consideraban su caza como una gran diversión, pues capturar animales tan rápidos y ariscos como éstos, a caballo y con boleadoras, les brindaba una buena ocasión de exhibir sus reconocidas cualidades de jinetes.
La especie tuvo en el pasado una extensa distribución en el sudeste de Sudamérica, pues se extendía desde los 5° Sur hasta los 40° S. En la actualidad vive desde el Centro de Brasil por el este hasta la costa atlántica, llegando hasta Rio Grande do Sul y Uruguay. También en varias zonas de Bolivia y Paraguay. Antiguamente, ocupaba la mayor parte de la Argentina extraandina hasta el río Negro.
Hasta el siglo XIX era posible ver Venados en prácticamente toda la pampa húmeda argentina y uruguaya y en cantidades tales que nada hacia presagiar un presente y un futuro tan inciertos. Esa abundancia quedó patentada en distintas manifestaciones culturales, como pinturas de la época que muestran campos surcados por una enorme cantidad de venados o topónimos que nos recuerdan dónde abundó este animal: la isla Gama, por ejemplo, cercana al Puerto San Blas (al Sur de Bahía Blanca) o la misma capital “puntana”: San Luis de la Punta de los Venados.
Tanta exhuberancia de ciervos y el habitual uso que hacían de ellos, hizo que el gauchaje lo tuviera como protagonista de algunos de sus dichos: “Andás jediendo a venao” decían cuando alguno tenía dificultades para agarrar un caballo en la tropilla (recordando el olor característico de este cérvido) o también -al tomar el primer mate en la mañana- el gaucho avisaba que era “… para matar el venado” o que “andaba venado” (en ayunas). Algunos de estos dichos han llegado hasta nuestros días, aunque cuando quienes los utilizan desconocen totalmente su origen y significado.
Desgraciadamente, varios factores se conjugaron para ir reduciendo drásticamente la población de venados: la fragmentación de su hábitat, conjuntamente con el avance de las actividades agropecuarias y la urbanización, fueron desplazándolos hacia las áreas menos propicias para su desarrollo. La introducción del ganado doméstico (vacuno, ovino y yeguarizo) presionó sobre el recurso alimenticio y propició el contagio de enfermedades (aftosa, coccidiosis, etc.) además de existir una cierta incompatibilidad entre ambas especies lleva invariablemente al Venado a evitar los lugares donde existe el primero. En menor escala, también acarrearon competencia y contagio de enfermedades algunas especies exóticas introducidas como el Ciervo Axis (Axis axis), el Ciervo Dama (Dama dama) y el Antílope Negro (Antílope cervicapra) y otros -como Jabalíes (Sus scrofa) y chanchos y perros cimarrones- se convirtieron en depredadores, atacando principalmente a los cervatillos. Asimismo gravitó negativamente en el Venado la caza desmedida de que fue objeto: como ejemplo baste decir que entre los años 1860 y 1870 fueron exportadas del Río de la Plata la cantidad de 2.130.000 de pieles de Venados de las Pampas. Más acá en el tiempo, el Venado también tuvo que soportar incluso la caza “deportiva” en busca de trofeos. Como resultado, la especie terminó desapareciendo de más del 99% del territorio que ocupaba en nuestro país, convirtiéndose en el mamífero argentino más cercano a la extinción.
Los últimos venados
En la Argentina, la especie está representada por dos razas distintas: la subespecie Ozotoceros bezoarticus leucogaster vivía desde el centro del Brasil hasta gran parte del Paraguay y la región chaqueña y mesopotámica argentinas. Por su parte, Ozotoceros bezoarticus celer poblaba la llanura chaco-pampeana, partes de Córdoba y San Luis y también algunas áreas marginales en Mendoza, Neuquén y Río Negro. Aunque se ha comprobado que el Venado de las Pampas estuvo presente en 14 provincias políticas de nuestro país, hoy en día su área de distribución en Argentina se restringe a cuatro poblaciones conocidas, que son:
a) San Luis: Una población de la raza Ozotoceros bezoarticus celer estimada entre 700 a 1.500 ejemplares, ocupa un área de alrededor de 250.000 hectáreas (si bien están más concentrados en unas 130.000 ha) en el centro de San Luis, al Sur de los Departamentos Pedernera y La Capital, que representa uno de los últimos verdaderos relictos de pastizal pampeano semi-xerófilo original.
b) Buenos Aires: Se estima que entre 200 a 400 individuos de la raza Ozotoceros bezoarticus celer sobreviven en una angosta franja en la mitad sur de la Bahía Samborombón (entre la costa del Río de la Plata y la Ruta Provincial Nº 11), en la provincia de Buenos Aires. Allí los Venados habitan pastizales densos entre riachos de marea, cangrejales y montes de tala. La población ocupa unas 35.000 hectáreas (aunque están mayormente concentrados en unas 20.000 hectáreas).
c) Corrientes: Esta población, perteneciente a la raza Ozotoceros bezoarticus leucogaster, ocupa una pequeña porción de pastizales de inundación ("malezales") ubicada entre el río Aguapey y los esteros del Iberá, en la provincia de Corrientes. Se estima su número en 150 a 450 ejemplares, distribuidos en unas 120.000 hectáreas (aunque más concentrados en unas 60.000 hectáreas). Localmente se los llama Venadillos.
d) Santa Fe: Esta es la población más reducida del país, pues consta de apenas unas pocas decenas de ejemplares que se dispersan en torno a unas 30.000 hectáreas en los Bajos Submeridionales, Departamento Vera, en el norte de Santa Fe. Pertenece también a la subespecie Ozotoceros bezoarticus leucogaster y se la considera En Peligro Crítico.-
Al parecer, en los últimos 30 años se han ido extinguiendo otros núcleos poblacionales, como el de Lomada Concepción-Chavarría y el de Malezales de El Socorro (Corrientes), el de Punta Médanos (Sur de la Bahía de Samborombón), el de cercanías de Guayama, Departamento Metán (Salta) y el de los campos del sur de Misiones, entre otros.-
Las mismas amenazas que lo llevaron a esta situación, son las que enfrenta la especie hoy en día (destrucción y modificación de su hábitat, competencia y transmisión de enfermedades por parte del ganado y ciervos exóticos). A ellas debe agregarse que los cuatro núcleos poblacionales confirmados, están aislados entre si y cuentan con muy pocos individuos, lo que los torna muy frágiles frente a cualquier brote de enfermedades o alteración severa del hábitat, amén de no permitir el intercambio genético, lo que podría generar problemas de deriva genética y consanguinidad. La falta de implementación y control de las áreas protegidas no contribuyen a frenar la caza furtiva, que se practica para vender sus cueros y cornamenta en el mercado externo.-
Fundamentos para la declaración
A nivel nacional se cataloga al venado de las pampas como especie EN PELIGRO. En virtud de ello, se han adoptado varias medidas para evitar la desaparición de este emblemático animal: San Luis ha promulgado la Ley Provincial 477/87, conocida como “Ley del Venado” que declara su conservación de “interés provincial”, prohibiendo incluso la modificación de su hábitat y, por otra parte, ha sido declarado Monumento Natural Provincial en Buenos Aires (1984) y en Corrientes (1992). La CITES (“Convención sobre Comercio Internacional de Especies en Peligro de la Fauna y la Flora”) lo ha incluido en el Apéndice I, esto es, que su comercio internacional está prohibido.
Su presencia en áreas naturales protegidas es muy exigua, pues apenas se lo encuentra en las Reservas “Samborombón” (9.380 hectáreas) y “Rincón de Ajó” (2.311 hectáreas), ambas integradas hoy en la Reserva Provincial Bahía Samborombón, en la provincia de Buenos Aires. Además, está presente en la Reserva de Vida Silvestre “Campos del Tuyú” (3.020 hectáreas) de la F.V.S.A. Se ha proyectado crear en San Luis el Parque Nacional Los Venados, que sumando las Reservas Nacional y Provincial previstas representaría unas 130.000 hectáreas protegidas de pastizal pampeano. Sin embargo se desconoce el grado de avance actual de dicha iniciativa.
Periódicamente se realizan encuentros, talleres o jornadas técnicas entre especialistas que buscan consensuar políticas y elaborar líneas de acción generales y específicas, tendientes a lograr la recuperación de la especie. Prueba de ello es –entre otras- la realizada en General Lavalle el 10 y 11 de octubre de 2000, de la que surgió un documento de trabajo que generará un “Plan Nacional para la Conservación del Venado de las Pampas”. El interés en la conservación de esta simbólico animal argentina, es más que evidente y una de las falencias actuales es la de no contar con una figura legal nacional que la ampare y que permita avanzar más firmemente en las acciones de conservación propuestas para la especie y su hábitat.-
La situación actual del venado de las pampas en la Argentina es harto comprometida y requiere de urgentes y estrictas medidas proteccionistas, por lo que sólo el real compromiso de autoridades, especialistas, ONGs, propietarios de tierras y pobladores locales, amparados por una legislación coherente, permitirían albergar alguna esperanza de evitar su total desaparición. En este marco, creemos imprescindible contar con una norma que coordine y reglamente aquellas acciones tendientes a conservar la especie. Consideramos entonces que la figura de Monumento Natural Nacional se erigiría como el instrumento legal ideal que obligaría a mancomunar esfuerzos a las provincias entre sí, la Administración de Parques Nacionales, la Dirección de Fauna y Flora Silvestres de la Nación, diversas ONGs (entre ellas la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara“) y distintos zoológicos y centros de cría, en la búsqueda y realización de acciones que permitan la supervivencia del venado de las pampas en la República Argentina.-
Creemos que todas las medidas propuestas para su conservación deberían ser incrementadas y complementadas con otras acciones, entre ellas, propiciar un marco legal que ampare la especie a nivel nacional. De no ser así, la desaparición del venado de las pampas, un espléndido animal otrora abundante y de tanta importancia histórica y cultural para los argentinos, será –desgraciadamente- poco menos que inevitable…
Bibliografía consultada
- Chebez, Juan C. -1994- “Los que se van. Especies argentinas en peligro”. 604 págs. Ed. Albatros, Buenos Aires.-
- Chebez, Juan Carlos y Johnson, Andrés -1984- “El venado de las pampas”. Fauna Argentina (66). 32 pág . Centro Editor de América Latina, Buenos Aires.-
- Convention on International Trade in Endangered Species of Wild Fauna and Flora (CITES). 1990-1991. Apéndices I y II. CITES, Gland, Switzerland.-
- Daguerre, Juan B. -1970- “El venado o ciervo de las pampas”. Rev. DIANA (363): 20-24. Buenos Aires.-
- Dellafiore, Claudia M. y Maceira, Néstor O. -1998- “Problemas de conservación de los ciervos autóctonos de la Argentina”. Mastozoología Neotropical 5(2):137-145, SAREM.-
- FUCEMA, SAREM; AOP y APN -1997- “Libro Rojo de Mamíferos y Aves Amenazados de la Argentina”. 221 págs, , Buenos Aires.-
- Hunziker, Daniel; López Taverna, Julio; Moggia, Liliana; Rozzatti, Juan Carlos; Peña, Martín; Chersich, Daniel; Mastropaolo, Juan M. y Pautasso, Andrés. “Plan Provincial de Conservación del Venado de las Pampas”, Santa Fe.-
- Lichstchein, Victoria; Parera, Anibal y Goicoechea, Osvaldo -2000- “Primer Encuentro de Especialistas hacia un Plan Nacional para la Conservación del Venado de las Pampas”, General Lavalle.-
- Parera, Aníbal -2002- “Los mamíferos de la Argentina y la región austral de Sudamérica”. 454 págs., Ed. El Ateneo, Buenos Aires.-
- Parera, Aníbal y Moreno, Diego -1998- “El venado de las pampas en Corrientes. Diagnóstico de su estado de conservación y propuestas de manejo”. 35 págs., FVSA.-
- Pautasso, Andrés A.; Peña, Martín I.; Mastropaolo, Juan M. y Moggia, Liliana -2002- “Distribución y conservación del venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus leucogaster) en el norte de Santa Fe, Argentina”. Mastozoología Neotropical 9 (1): 64-69, SAREM.-
Por todas las razones precedentemente expuestas, solicito a mis pares que me acompañen con su voto afirmativo para la aprobación del presente proyecto de ley.
Proyecto