Inicialmente sin altavoces ni palcos se disfrutaba del sonido que surgía del alegre cortejo. Sulkis, autos y chatitas daban vueltas por la avenida principal, llevando personajes disfrazados o músicos con acordeón y guitarras. Algunos incluso usaban la caja del vehículo para hacer un asadito. A los costados había mesas llenas de gente, bares y kermeses. Se jugaba con agua, lanzaperfumes, serpentinas, flores y papel picado.
Este fenómeno cultural comenzó a trascender las fronteras y se hizo conocido en toda la región; para los años 50’ cada uno de los clubes locales presentaban su candidata para ser coronada como Reina del Carnaval.
En los ‘60 se realiza el Carnaval de las flores, que junto a grandes festivales folklóricos destacaron a Unquillo. A lo largo de los años, grupos de vecinos y familias enteras preparaban disfraces temáticos.
La competencia de carrozas de los distintos barrios de Unquillo hizo que estas se volvieran cada vez más elaboradas con temas de humor y fantasía que provocaban el asombro del público. Surge así la figura del “carrocero”, un oficio que involucra diseño, herrería, mecánica, sonido, escultura y pintura. Entre las más célebres se recuerdan el trencito, la bicicleta, el tranvía y el Gran Circo de Alto Alegre.
En los años ’70, este carnaval surgido del encuentro entre turistas y pobladores locales, se realizó sin interrupciones, a pesar del decreto que prohibía su realización en todo el país. En aquellos llegan al desfile las comparsas del litoral y crece la participación de los más pequeños.
En los ’80 comienzan los Corsos Infantiles y surgen las primeras murgas locales. Inspiradas en las agrupaciones que visitan nuestro carnaval utilizan bombos legüeros para las batucadas y adornos navideños en lugar de plumas y lentejuelas.
En 1995 se crea la “Unquío Paradise Murga”, la murga más antigua que continúa hasta nuestros días. Esta agrupación será inspiración de un estilo de “murga unquillense”, que mezcla expresiones de carnavales de otras latitudes, destrezas circenses y un gran despliegue de artes visuales.
En los últimos 20 años, el carnaval fue uno de los caminos para pasar de ser una “ciudad dormitorio” más del gran córdoba, a ser un Pueblo de Artistas donde la comunidad se reúne a celebrar como protagonista de su fiesta. Desde el año 2008, los carnavales barriales reúnen a los vecinos. Más de 15 agrupaciones de carnaval surgen con variados estilos, manteniendo la diversidad cultural como una de sus más notorias características. Se presentan en las fiestas barriales, en los tradicionales Corsos de la Doble Avenida y viajan a otras localidades.
En 2015 nace “La Unquillense”, murga municipal que en el año 2020 sorprende al público con el despliegue de una imaginería en homenaje a la obra de Guido Buffo, con más de 200 artistas, 3 carrozas y todo tipo de destrezas.
Por primera vez en 83 años, los Corsos de Unquillo no convocarán a miles y miles de Unquillenses y visitantes en torno al despliegue de arte, creatividad y alegría. Mientras tanto, memoriosos, artistas y murgas barriales mantienen viva la llama y el latido del carnaval. Como guardianes de Momo, hasta que nos volvamos a encontrar.
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