Con preferencia hacia los temas folclóricos, Rodolfo Cascales trató en sus telas aspectos típicos del norte argentino. Su obra permaneció fiel al colorido pintoresco con resabios de factura impresionista. Solía alternar sus pinturas con flores y naturalezas muertas, más sensibles y refinadas de color. En trabajos ulteriores se consagró a un tipo de dibujo y de pintura evocativo de ciudades y escenas medievales.