Se dedicó fundamentalmente a la esculpir figuras de personalidades históricas como el busto de Laprida de la colección del Museo del Legislador y la estatua del político y jurisconsulto Adolfo Alsina en el cementerio porteño de Recoleta, cuya realización generó una disparatada anécdota que se puede apreciar en el libro Mil y una curiosidades del cementerio de la Recoleta de Diego Zigiotto