Taquígrafos parlamentarios

Guillermo A. Castellano

Los taquígrafos del Congreso Nacional conforman un equipo de profesionales altamente especializado, que en su momento creara don Bartolomé Mitre y que alcanzó celebridad en el mundo de habla hispana. 

 

Desde 1904, de acuerdo con una antigua normativa de las Cámaras del Congreso, todos los profesionales de la Dirección de Taquígrafos ingresan al Congreso por concurso público de oposición y antecedentes. Este es posiblemente el único régimen de ingreso a la función pública por concurso que se ha mantenido ininterrumpidamente por tan largo tiempo en nuestro país. Tal circunstancia ha permitido que la taquigrafía parlamentaria argentina satisfaga los más altos estándares internacionales, como queda demostrado por los premios internacionales obtenidos y por la participación frecuente de taquígrafos argentinos en la Asamblea General de las Naciones Unidas y en reuniones del Banco Mundial.

 

La taquigrafía parlamentaria —entendida como todo sistema de registro del lenguaje oral capaz de servir de base para producir una crónica completa de las deliberaciones y actos legislativos— es consustancial al régimen republicano de gobierno. Tan así es que la Constitución de los Estados Unidos establece que el Senado y la Cámara de Representantes deberán publicar sus respectivos Diarios de Sesiones. La publicidad de los Diarios de Sesiones y su prolija metodología narrativa los convierten en instrumentos esenciales para la deliberación pública, el control de los actos de gobierno, la interpretación jurídica, la aplicación judicial de las leyes y el estudio histórico.

 

La actividad de los taquígrafos del Congreso de la Nación no se reduce a la confección de los Diarios de Sesiones del plenario de las Cámaras y de las actas completas de las reuniones de las decenas de comisiones permanentes que éstas tienen. Se suman a ello tareas administrativas relacionadas con la voluminosa documentación que ellos manejan, así como labores informáticas que posibilitan que, a minutos de finalizada una sesión, reciban su contenido vía correo electrónico decenas de dependencias públicas y privadas interesadas, que a diario se comunican con las direcciones de Taquígrafos de ambas Cámaras del Congreso, sin perjuicio de su inclusión en Internet.

 

La grabación o filmación de las sesiones no puede suplir el registro taquigráfico y la confección del Diario de Sesiones. Esto puede observarse en los Congresos y Parlamentos de los países más desarrollados del mundo —desde los Estados Unidos hasta la República Federal de Alemania, por ejemplo—, que utilizan diferentes modalidades de registro taquigráfico —manual, mecánico o electrónico— además de las grabaciones y filmaciones. Por otro lado, las máquinas de estenotipia y los sistemas de registro electrónico, que actualmente están siendo incorporados por las Direcciones de Taquígrafos de ambas Cámaras, agilizan la preparación de las versiones taquigráficas, pero en modo alguno suplen el trabajo de elaboración de las actas de un debate parlamentario colegiado, que es una tarea profesional que excede la modalidad técnica de registro utilizada. En efecto, las diferencias técnicas entre las modalidades de registro a la postre tienen nula incidencia en el resultado y carecen de significación económica.

 

En todos los casos, la función esencial de los taquígrafos parlamentarios es “traducir” debates orales de cuerpos colegiados de decenas o cientos de miembros —muchas veces desordenados, con voces superpuestas y frecuentemente plagados de ambigüedades sintácticas y semánticas, por mencionar las imperfecciones de más sencilla resolución— a textos escritos de prolija factura y significado razonablemente preciso, adecuados para dar fe pública de los actos parlamentarios y de los fundamentos invocados para la sanción de las leyes. La realización exitosa de esta “traducción” requiere inteligencia, años de adiestramiento, dedicación, disciplina y responsabilidad profesionales, y el conocimiento de temas legales, históricos, económicos, políticos y otros necesarios para interpretar complejas deliberaciones y procedimientos legislativos.

 

De esta forma, coexisten en el ámbito parlamentario el tradicional sistema de registro manual —creado durante las primeras décadas del siglo xx por el taquígrafo argentino Gabriel H. Sarralde— y la estenotipia manual y electrónica que, una vez completado su proceso de adaptación, permitirá incorporar la traducción en tiempo real y el subtitulado para quienes padezcan de discapacidad auditiva.

 

Cabe agregar que las actas taquigráficas de las sesiones del Congreso, publicadas como Diarios de Sesiones y aprobadas por las Cámaras, constituyen instrumentos públicos que dan fe de los procesos de sanción de las leyes y de otros actos del Poder Legislativo. Por ello, los taquígrafos parlamentarios tienen el carácter de “fedatarios públicos” de los actos resueltos por las Cámaras, lo que los obliga a registrar toda modificación que se introduzca en el tratamiento sobre tablas de un proyecto. Por la misma razón, las actas y Diarios de Sesiones son controlados por un equipo de revisores técnicos que forman parte de las Direcciones de Taquígrafos y que se especializan en revisar que las actas sean fiel reflejo de las deliberaciones acaecidas en las sesiones y que además sean congruentes con las normas de los Reglamentos de ambas Cámaras y con nuestra larga tradición parlamentaria. Los revisores, además, controlan la publicación definitiva de los Diarios de Sesiones y los sumarios e índices por materias y por nombres de diputados. Los revisores técnicos son profesionales que ejercieron la taquigrafía parlamentaria durante décadas y que igualmente dominan el derecho parlamentario y constitucional.

 

Honraron esta profesión ex taquígrafos como José Hernández —autor del Martín Fierro—, Antonio de Tomaso —ministro de Agricultura del presidente Agustín P. Justo— y el ex Director del Cuerpo de Taquígrafos de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, el doctor Luis Podestá Costa —ministro de Relaciones Exteriores y Culto, eminente jurista y tratadista de Derecho Internacional Público.

 

 

Referencias

Castellano, Guillermo Amadeo, Fiel Testimonio - Memorias de un taquígrafo parlamentario, Editorial Dunken, Buenos Aires, 2004.

 

 

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