7. INSERCIÓN SOLICITADA POR LA SEÑORA DIPUTADA CHIQUICHANO

Fundamentos del apoyo de la señora diputada al dictamen de mayoría de las comisiones de Comunicaciones e Informática, de Presupuesto y Hacienda y de Libertad de Expresión en el proyecto de ley del Poder Ejecutivo sobre regulación de los servicios de comunicación audiovisual en todo el ámbito del territorio de la República Argentina

Señor Presidente:
Cuando en diciembre de 2007 asumí como Diputada de la Nación terminaba mi mandato como diputada de la provincia del Chubut, y algunos medios me preguntaban cómo me sentía al pasar de la diputación provincial al Congreso. Les respondía que la verdadera dimensión era para mí, desde Yalau-Bat al Congreso de la Nación, si, desde Yalalau-Bat una comunidad aborigen –tan pequeña- que ahora está poblada por unas veinte familias…
Si, señor presidente, siento muy fuerte las raíces de mi tierra y mi cultura y puedo vivenciar estos sentimientos en todos los momentos de mi vida que me han guiado desde mi comunidad ancestral a esta banca desde donde tengo el orgullo y la responsabilidad de representar a otros ciudadanos argentinos que confían en mí para que los represente.
A veces he llegado a pensar en el gran contraste entre la cultura de la solidaridad de mi pueblo Tehuelche y la cultura de la avaricia que practican los grupos de poder de la cultura dominante.
Y… reflexiono sobre esto y comprendo que la cultura de solidaridad de mi pueblo se asimila a la cultura de la democracia de Estado. Lo que no puedo comprender es cómo los ciudadanos con importantes representaciones públicas confundan a la democracia con un acto formal de la misma como es un acto eleccionario, cuando la esencia de la democracia son los principios de la libertad, la fraternidad y la igualdad.
Cuando asumí, viví un episodio emocionante que quedó grabado en mi mente y mi corazón como un gesto de reconocimiento de todos los legisladores a los pueblos aborígenes de Argentina, vivencié la verdadera libertad de expresión al pronunciar mi mensaje en günnüna iäjich, que marcó un hito histórico al hablarse por primera vez en este recinto en una lengua ancestral de la Patagonia.
Hoy, en cambio, siento mucho dolor porque no puedo comprender cómo es tan resistida esta ley por representantes del pueblo que deben propender al bienestar general y al interés común, si justamente este proyecto de ley promueve la equidad, la libertad de expresión, la desmonopolización, justamente abre los canales para que tengan la palabra los que no hemos tenido la palabra: los pueblos aborígenes, los trabajadores, los hacedores culturales, las organizaciones sociales que defienden los derechos humanos, la salud, el ambiente, el desarrollo sustentable; a la vez este proyecto es sustancialmente superador al incorporar la participación del Estado, en un estado de derecho es la mejor garantía para que a través de los medios de comunicación masivos se constituya la unión nacional, se afiance la justicia, se consolide la paz, se provea a la defensa común, se promueva el bienestar general y se asegure los beneficios de la libertad.
En los últimos tiempos y, más precisamente a partir del tratamiento de la resolución 125, según mi observación, tristemente nos exponemos –cotidianamente- a escuchar por los medios audiovisuales y radiodifusión –salvo algunas excepciones- cómo se transgreden ideológicamente los preceptos constitucionales y consecuentemente los derechos humanos fundamentales. Y digo tristemente, porque generan descreimiento, confusión y predisponen a generar un clima de malestar que lejos está del rol social de cumplir con la información pública, objetiva, veraz y que promueva en los ciudadanos el interés por el conocimiento más amplio del tema que se aborda. Se distorsionan tanto las ideas, los conceptos y el derecho, que subestiman a los receptores de la información en su conocimiento y el valor de la honestidad y -me atrevo a asegurar- lesionan la integridad psíquica y moral de muchas personas.
Nadie puede negar que los medios masivos de comunicación son formadores de opinión pública. De haberse tratado con objetividad, amplia participación, ajustado a derecho los temas a los que me refiero, me pregunto: ¿Cuál sería la repercusión pública que hubiesen tenido?
Sr. Presidente, quiero con todo respeto expresar unos versos sencillos que escribí el 9 de julio y que hubiera hecho público en esa ocasión si hubiese tenido el espacio de derecho a réplica, y quiero constatarlo en esta sesión porque creo reflejar lo que muchos argentinos sienten:
“Ayer escuché por Canal 4 de Esquel en el programa de Información a un cantor que con sus versos defendía la soja y que por título decía: ¿Qué te pasa Presidenta?

Sentí la necesidad de responder a conceptos confusos y empecé a escribir unos versos buscando una manera sencilla, de poder expresar el nuevo paradigma de desarrollo sustentable, de promover conciencia en defensa del derecho humano fundamental a un ambiente sano y particularmente a la concepción de producir sustentablemente. Escribí lo siguiente:

Derecho a réplica:
¿Qué te pasa payador?

El otro día en la tele
aparecía un cantor
y al escucharlo pensaba:
¡lo que hace la confusión!

Seguro que ese buen hombre,
ama al campo como yo,
que he nacido en una aldea…
Sin maestro, ni doctor.
ni ruta, ni gas, ni luz,
ni “mensaje al poblador”

Pero los tiempos cambiaron
ahora hay televisión,
celular y la Internet.
Nos mandamos mensajitos,
y, si sabemos… un mail.

Pero, lamentablemente,
hay muchas cosas igual,
antes nos robaban tierras,
ahora nos estafan más.

Nos robaron hasta el nombre,
y, nos quieren convencer…
Cuando la mesa de Enlace
dice “CAMPO” en la reunión,
hasta al más pobre aborigen,
se le escapa un lagrimón.

No te confundas, hermano,
yo estoy con la producción,
pero promover la soja,
es condenar la Nación…

Como los conquistadores,
los empresarios sojeros (el justo nombre),
van detrás de la fortuna,
que los hace poderosos…

Manejarían a su antojo
las reglas de los mercados.
Para lograr su riqueza
queman millares de hectáreas
de bosque y selva nativa,
desalojando a familias
Que siguen empobrecidas.

Con químicos agresivos
van contaminando el agua
y contaminando el suelo.
Dentro de muy pocos años
vamos a llorar por eso…
¿Y qué me cuenta, paisano
del “niño banderillero”?
Yo ya estoy llorando ahora
aunque muchos no lo sientan.

A mí me duele en el alma
cuando recorro la historia,
muchos son los herederos
de usurpadores de antaño.
Pero en la mesa de enlace
nunca escuché discernir
como los latifundistas
puedan impulsar los cambios
para restituir las tierras
a los dueños milenarios.

Los empresarios sojeros
de la globalización
discuten como si fueran los dueños
de la razón
y con falsos argumentos
entran en contradicción
con los preceptos sagrados
de nuestra Constitución.”

“…que las actividades productivas
satisfagan las necesidades presentes
sin comprometer las de las generaciones futuras…”

Son ideales que argentinos
con valor y dignidad
¡Consagraron en las normas
de la Ley fundamental!

Hoy: somos muchos argentinos
somos muchas argentinas
que tenemos el HONOR
de defender con VERDADES
la tierra de la NACIÓN
NO te equivoques, paisano…
¿Qué te pasa payador?

En los programas donde se invitaba a empresarios o políticos que defendían la no retención a las exportaciones no había ecuanimidad en el tratamiento del tema, por cuanto no se hacía lugar a otros ciudadanos que abordasen el deterioro ambiental que generan los monocultivos, la utilización de químicos agresivos como el glifosato, el desmonte de bosques y selvas nativas para extender la zona agropecuaria para el cultivo de soja transgénica con la consecuente expulsión de los pobladores nativos, el peligro de poner en riesgo la soberanía alimentaria por la eventual pérdida de calidad de los suelos, la dependencia tecnológica y económica por la importación de semillas de empresas multinacionales, el deterioro en la salud pública de los pobladores, la salud personal de los niños expuestos como banderilleros de los aviones fumigadores, en definitiva que se informase y defendiese el desarrollo sustentable.
Lamentablemente en los programas se defendía la rentabilidad económica del sector, dejando absolutamente de lado el enfoque y análisis del nuevo paradigma del desarrollo sustentable, y la manda constitucional del artículo 41 de la Constitución.
Por eso es que sostengo que el artículo 3 inciso K debe propiciar que fundamentalmente se divulgue y afiance el concepto de desarrollo sustentable según el precepto constitucional.
Asimismo, sugiero que se instrumente si no en la ley en la reglamentación que en los programas periodísticos de información, de debate, temas políticos, económicos, ambientales, culturales, históricos, seguridad o cualquier otro tema que pueda dar lugar a opiniones diversas, antes de finalizar el programa se debería disponer de un tiempo para que los que diverjan en lo transmitido se puedan expresar telefónicamente. Este espacio debería instrumentarse en tiempo real sin importar que la transmisión en cuestión haya sido grabada. El espacio propuesto representa simbólicamente el derecho a réplica.
Esta sugerencia no pretende suplantar el derecho de libertad de pensamiento y expresión del Art. 13 de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos con jerarquía constitucional, sino reafirmar la igualdad al derecho de expresión.
Es interesante conocer el análisis de Zgmunt Bauman en su libro “La sociedad sitiada”, donde expresa “que los acontecimientos existen solo cuando son vistos por TV”, de esta reflexión puede inferirse que de la misma manera lo que se escucha por TV es la opinión certera (máxime cuando se escucha una “una sola voz”) cuando en realidad muchas veces existen sólidas argumentaciones para refutar las opiniones vertidas, refiriéndome a los proyectos legislativos de actualidad en Argentina.
Además Sr. Presidente, particularmente quiero hacer un abordaje a artículos que se refieren a los niños, niñas y adolescentes y pueblos originarios.
En el Artículo 17 en su inciso G, en el proyecto se estipula formular un plan de acción para el fortalecimiento de las Relaciones del Campo Audiovisual, con la cultura y la educación, pero es muy oportuno establecer que se sustenten los valores de la solidaridad, la equidad, la no violencia y la defensa del ambiente poniendo especial énfasis en defender y difundir el derecho humano al agua.
Asimismo en el inciso J de mismo artículo, donde se propone “aportar a la generación de condiciones de igualdad de oportunidades para el acceso a la información, conocimientos, aptitudes y tecnologías de la Información y las comunicaciones que posibiliten la superación de la brecha digital y promuevan la inserción de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes en la sociedad del conocimiento y el diálogo intercultural que ella reclama.” Aquí también debe jerarquizarse estos conceptos, alentando que las propuestas se desarrollen en el marco de los valores de la paz, el desarrollo humano sustentable y la sustentabilidad ambiental, económica y social en las actividades productivas.
La historia de la humanidad es el proceso de las transformaciones que producen los hombres y mujeres a lo largo del tiempo, a través de las luchas, el pensamiento, los inventos, el arte, la fe… Hoy el mundo se enfrenta a nuevos desafíos: Cómo construimos la PAZ en un mundo donde la concentración de la riqueza genera mayores inequidades, donde contrasta la gran ostentación con la pobreza, la informática y el analfabetismo, donde la sobreexplotación de los recursos naturales conduce a la degradación ambiental que pone en riesgo la seguridad alimentaria mundial, donde la contaminación y degradación de ríos, acuíferos, glaciares marcan un proceso acelerado de pérdida de fuentes y reservas de agua que agrava la situación de millones de seres humanos que padecen la falta de agua sana. Este es el gran desafío.
El cambio depende de nosotros, de los que tenemos responsabilidades públicas y de quienes por el rol que juegan en la sociedad: empresas, organizaciones sociales, sindicales, profesionales, todos los habitantes y los medios de comunicación que por el impacto cultural y la penetración ideológica que generan tienen una igual responsabilidad. Todos tenemos el derecho y el deber de asumir el compromiso cívico de construir un mundo mejor, estemos donde estemos.
Debemos marcar el rumbo que genere expectativas de cambios positivos en nuestros niños, niñas y adolescentes y, en el tema que nos ocupa, utilicen las herramientas tecnológicas para promover las acciones que dignifiquen a la persona humana.
En los últimos años Argentina viene realizando un proceso de transformación que conduce a la dignificación, generando condiciones que promueven en lo económico, social, educativo, previsional, infraestructura vial y energética, desarrollo regional de las economías que conducen a la dignificación de todos los argentinos y en especial a las familias trabajadoras.
Otra preocupación es que en el artículo 59 inc. “C” 4to párrafo, donde dice que no será permitida la participación de niños o niñas menores de doce (12) años en programas que se emitan entre las 22:00 y las 8:00 horas, salvo que estos hayan sido grabados fuera de ese horario, circunstancia que se deberá mencionar en su emisión, no queda claro si estos programas se emiten una vez por lo menos en horario apto para todo público. Al tratarse de un tema tan sensible, sería beneficioso que taxativamente se establezca en la ley que cuando estos programas estén destinados al público infantil y/o conciten especial interés a los niños y niñas, se deban emitir por lo menos una vez en horario apto para todo público.
El objetivo es evitar que se exponga a los niños hasta altas horas de la noche restándole tiempo a su sueño y descanso. Esta disposición tiene como fin, evitar que se induzca a los menores a incumplir con el horario de protección al menor, resguardarlos de las publicidades de contenido delicado o no apto para el público infantil que se transmite en horarios nocturnos.
Asimismo, en el artículo 31 creo necesario que sea incorporado un párrafo a los fines de efectivizar el derecho de expresión de los pueblos originarios, ampliando las posibilidades de acceder a los medios de comunicación masivos mediante el otorgamiento de espacios en los medios audiovisuales y de radiodifusión del Estado, habilitando un lapso de tiempo regularmente, según la demanda, para programas destinados a comunicar todo lo concerniente a la vida comunitaria, sus demandas sociales y propuestas de capacitación que brinden herramientas técnicas para mejorar la calidad de vida de los pueblos. Y que, cuando en el lugar geográfico que se encuentre la comunidad aborigen no existan medios estatales, el Estado arbitre los medios legales, técnicos y económicos para que se disponga del espacio comunicacional en medios privados.
Con la disposición en el presente proyecto de ley de brindar a los pueblos originarios medios de comunicación audiovisual y radiodifusión, se estarían efectivizando los derechos de los pueblos aborígenes consagrados en nuestra Constitución Nacional. Analizando la vastedad geográfica que ocupan las comunidades en todo el territorio nacional, es pertinente considerar que pueden verse restringidas las posibilidades de habilitar en todos los lugares un medio de comunicación. Por eso considero que esta propuesta suple la demanda que eventualmente presentarán los pueblos originarios y, brindará una oportunidad para que nadie se sienta marginado en la posibilidad de desarrollar su vocación de comunicar todo lo concerniente a la cultura, el pensamiento, los proyectos y demandas de interés comunitario.
Otro tema sustancial al que quiero referirme es al artículo 142, donde quiero proponer que se agregue un párrafo para que excepcionalmente se puedan otorgar las autorizaciones que establece el presente artículo, a comunidades aborígenes-pueblos originarios, que no estén inscriptas en el registro Nacional de Comunidades Indígenas, pero que por su trayectoria, compromiso, reconocimiento público y afianzamiento de las actividades desarrolladas en el ámbito geográfico en donde se encuentran radicadas gozan de prestigio social y comunitario y de reconocida trayectoria.
La Constitución Nacional en el artículo 75 inc. 17, consagra: “reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos”, este reconocimiento implica aceptar los valores culturales anteriores a la influencia de la cultura occidental, por lo que debe respetarse la organización natural de los pueblos aborígenes de la Nación Argentina y en esta concepción solicitar la incorporación del agregado.
En este caso me veo en el deber de involucrarme, por pertenecer a la comunidad Tehuelche “Cacique Chiquichano” de amplia participación socio cultural y política y reconocido prestigio por la comunidad de la Provincia del Chubut, por ser los Caciques Tehuelches Juan Chiquichano y Adolfo Nahuelquir Chiquichano personas de gran autoridad moral y espíritu de solidaridad, quienes cooperaron con inmigrantes galeses que llegaron en 1865. Sus descendientes mantenemos los mismos valores morales y culturales, y por convicciones ideológicas y filosóficas mantenemos una organización ancestral ligada por nuestro espíritu solidario y no por papeles.
 

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