He decidido insertar este texto en la versión taquigráfica para argumentar mi posición en esta cuestión tan trascendental para nuestra sociedad: la igualdad de derechos para personas de un mismo sexo.
El punto de partida es inaceptable. El Código Civil en su versión actual es discriminatorio ya que sólo le otorga derechos a las parejas heterosexuales, como si las otras parejas no pudieran amarse o comprometerse a una vida en común. Está claro que el objetivo es ir hacia la igualdad de obligaciones y derechos en parejas de personas del mismo sexo. Es por ello que debemos legislar a favor de la libertad de elección de los adultos responsables.
Históricamente, el bloque que integro bregó por la "unión familiar", entendida como “la unión entablada libremente por dos personas mayores de edad para mantener una relación de cohabitación; con paridad de derechos y deberes; y con comunidad de bienes adquiridos a título oneroso en el transcurso de dicha unión.” La experiencia internacional tiende a avalar esta postura, donde la mayoría de los países se inclinan por una legislación que autoriza las uniones civiles, al otorgar a los contrayentes muchos de los derechos y obligaciones que supone el matrimonio entre personas heterosexuales, aunque no los equipara totalmente. Tal es el caso de países como Alemania, Andorra, Australia, Austria, Eslovenia, Finlandia, Francia, Hungría, Islandia, Israel, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Portugal, Reino Unido, República Checa y Suiza.
Sin embargo, el gran interrogante es qué hacer con el tema de adopción de los niños por parte de parejas del mismo sexo. Lo cierto es que la experiencia internacional nos demuestra que son muy pocos países los que han establecido el matrimonio homosexual con todo su rigor; a saber, Países Bajos 2001, Bélgica 2003, España 2005, Canadá 2005, Sudáfrica 2006, Noruega 2009, Suecia 2009 y en seis estados de Estados Unidos a partir de este año (Massachussets, Connecticut, Iowa, Vermont, Maine y New Hampshire).
En este sentido, considero que no puedo votar en contra del dictamen de mayoría, ya que el mismo representa una mejora en las libertades individuales. Pero el dictamen de mayoría no representa el compromiso que en esta materia asumí durante la campaña en la que sometí a consideración de los porteños mi candidatura a una banca en esta Honorable Cámara. Me comprometí a votar a favor de la Unión Civil, no a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo.
Creo que debemos ser extremadamente cuidadosos respecto de los derechos del niño adoptado. La evidencia local e internacional respecto de esta materia no es suficientemente vasta, ya que se trata de un fenómeno relativamente nuevo. No hemos tenido suficiente tiempo para evaluar si están dadas las condiciones para que esos niños no sean discriminados en la escuela o en su entorno social, pues ya cargan con el pesado yugo del abandono de sus padres biológicos.
Considero que, ante la duda sobre la conformación de nuevas situaciones sociales, se debe actuar con suma prudencia. Porque se puede avanzar en los derechos de las parejas del mismo sexo e ir aprendiendo como sociedad a un ritmo más asimilable. Porque existen figuras intermedias como la Unión Civil que han sido probados y funcionan ensambladamente en muchos países del mundo. Y porque se pretenden modificar decenas de artículos del Código Civil sin entender plenamente todas sus implicancias y consecuencias.
En conclusión, mi orden de preferencias en la materia es en primer lugar la unión familiar, representado en el dictamen de minoría de Alicia Terada, en segundo lugar el dictamen de mayoría y el tercero el status-quo con el Código Civil actual. He decidido no votar a favor del dictamen de mayoría sobre el matrimonio homosexual, porque aspiro a poder aprobar mi preferencia y promesa durante la campaña, la unión civil. Y claramente no voto en contra del dictamen de mayoría porque es preferible a la situación actual.