En la sesión de hoy se ha hablado mucho de los jóvenes. De si están capacitados para votar a partir de los 16 años, o si no lo están. De si tienen las herramientas para decidir sobre las cuestiones importantes del país como lo son las elecciones de sus representantes, o no las tienen. Se ha dicho también que el planteo de esta posibilidad de voto a partir de los 16 es sólo una estrategia del oficialismo para ganar más votos. Se ha dicho que a los jóvenes se los está utilizando.
Se dijo mucho en nombre de los jóvenes pero omitieron escuchar lo que los jóvenes tienen para decir.
Que se esté discutiendo acerca de si los jóvenes están capacitados para votar es, por lo menos, algo que carece de mucho sustento. Y más en una sociedad como la nuestra donde los jóvenes son protagonistas, conscientes y activos políticamente. Nos costó como sociedad más de cuarenta años recuperar la salud política de nuestra juventud. Cuarenta años para regenerar una juventud capaz de luchar por sus intereses. Y es esa juventud de la que muchos se creen voceros para negarles la participación democrática plena.
Darles a esos jóvenes la posibilidad de votar, la posibilidad y no la obligación, es invitarlos a participar completamente de la vida política de nuestra Nación. Es inyectarle otra dinámica a la discusión política, otro dinamismo. Es renovar cada debate, oxigenar cada proyecto. Es darle más democracia a la democracia. Porque nada malo puede surgir de la ampliación de las posibilidades y capacidades políticas de nuestros jóvenes.
Muchos de los referentes que hoy estamos aquí surgimos de la idea de renovación política en una sociedad cansada de viejas prácticas y estilos. La vieja política fue dejando paso a una nueva generación. Pero hoy, muchos de esta misma renovación quieren cerrarles la puerta de acceso a los más jóvenes. Una estrategia contradictoria por donde se la mire.
A los jóvenes no hay que cerrarles la puerta. Todo lo contrario. Hay que invitarlos, orientarlos, conducirlos. Y acompañarlos. Todo lo que los incluya es válido. No se les puede seguir cerrando el acceso a decidir. Ellos deciden a diario. En las escuelas. En sus casas. En sus vidas. ¿Por qué dejarlos fuera de la posibilidad de decidir también en la vida política del país?
No se puede hablar de jóvenes como botín eleccionario. No se puede hacer referencia a ellos sólo a fines de encuesta a boca de urna. Es mucha la juventud que quiere decidir votando a unos y a otros.
Señor presidente: pertenezco a una fuerza coherente en su política de inclusión y participación política de los jóvenes. Una fuerza como el Frente para la Victoria que no sólo los invitó siempre a debatir sino que los incluye en cada propuesta. Y ésta es una prueba de ello.
No es casualidad que sea de la mano de este gobierno y de este espacio político, que la juventud haya tomado la palabra y el protagonismo. Y que hoy estemos hablando de la oportunidad histórica de haber concientizado tanto a los jóvenes de la importancia de ser parte de su propia historia.
No es casualidad tampoco que sea en este momento en el que estemos hablando tanto de nuestra juventud políticamente activa.
Esto no es casualidad, es coherencia. Y con esta misma coherencia, con convicción y con mucha alegría es que les pedimos a los jóvenes que sigan adelante, que participen. El voto debe ser también una posibilidad para ellos.
Por lo tanto, y por lo dicho, está en claro que apoyo a esta propuesta. Mi voto va a acompañar esta iniciativa con la alegría que contagia la juventud.