La explotación del petróleo en la Argentina, desde los primeros hallazgos, allá por 1907 en Comodoro Rivadavia, ha sido uno de los temas más controvertidos en la vida política de nuestro país, especialmente en estas últimas décadas.
Sabemos que a partir de la creación de YPF en 1922 -primera organización estatal surgida en el mundo y copiada luego en muchos aspectos por otras entidades similares- y más allá de toda polémica, el problema del petróleo, del gas, o mejor dicho de la capacidad energética es una cuestión que merece ser resuelta de manera urgente.
Es importante resaltar que en aquella época de 1900 cuando se descubre el petróleo en tierras estatales en la Patagonia, el hallazgo fue recibido en un marco de apatía social y de poca trascendencia, actitud que resulta hoy irónica si se tiene en cuenta que nuestro país dependía, por entonces, enteramente del combustible importado. Pero en esos tiempos los grandes intereses económicos se centraban en la exportación de carne y cereales.
Aún así hubo hombres visionarios que comprendieron cabalmente lo que la novedad significaba. Lucharon por mantener la propiedad estatal sobre los hidrocarburos, aumentar la producción y ampliar la exploración en busca de nuevos yacimientos.
A ellos les debemos nuestra esperanzada soberanía energética y que podamos hablar de la existencia de YPF. Algo similar ocurrió con el carbón. En la historia de Yacimientos Petrolíferos Fiscales resalta la figura del general Enrique Mosconi, pionero de la aviación militar, quien entendió como ninguno el sentido independista de la cuestión petrolera industrial y la impulsó aún contra la opinión de muchos.
Noventa años después, estamos ante un hecho crucial y fundamental para la Nación Argentina como lo es esta valiente decisión política de comenzar a recuperar el patrimonio nacional en pos de construir una nación inteligente.
Debemos acabar con esta situación que nos encuentra luchando contra la pobreza, mientras las economías más poderosas del mundo se aprovechan de nuestros recursos y riquezas naturales. La nacionalización de los recursos petrolíferos representa una reivindicación histórica y debemos ejercer plenamente nuestros derechos como Estado soberano.
La expropiación del 51% del patrimonio de YPF por causa de utilidad pública representa un paso legal, legítimo, patriótico, en pleno ejercicio del acto de derecho vigente en nuestro país. No somos una colonia de España por YPF, ni del Reino Unido, ni de ninguna nación extranjera, las grandes potencias hoy reaccionan porque este país llamado la Argentina se puso de pie.
Señor presidente: YPF representa una herramienta fundamental para luchar contra la pobreza y la desigualdad social, YPF es del pueblo argentino, fue concebida, nacida y organizada con un espíritu social, soberano y popular para el bien de la Nación Argentina.
En la historia de YPF dejaron su marca presidentes de diferentes orígenes políticos que – con aciertos y errores – determinaron su derroteo como Yrigoyen, Alvear, Frondizi, Perón y nuestro querido don Arturo Illia.
Este proyecto que impulsa el Poder Ejecutivo nacional considera que la expropiación de aquel 51% no viola ningún derecho. Se viola un derecho cuando un niño, o un anciano sufren hambre, frío y enfermedad. Cuando los hospitales no pueden cumplir con su misión, cuando se cierran escuelas, cuando se carece de energía, cuando se cierran fábricas o no se las instala, entre otras cosas precisamente por el costo y la escasez del combustible. ESO ES VIOLAR DERECHOS.
La grandeza de este proyecto está en haber propuesto una vía contraria a dogma. Aquí, en este Parlamento de la democracia, es donde tenemos la oportunidad, diputadas y diputados, para ejercer capacidad creadora generando acciones, no en contra de nadie, sino todos a favor de una mejor calidad de vida para los argentinos.
Por lo tanto, resulta urgente contar con herramientas que permitan llevar adelante políticas sociales que progresivamente acaben con la pobreza de la Argentina. Nuestra Presidenta así lo cree, así lo piensa y así lo ejecuta.
Por primera vez hablo en este recinto donde vengo a representar a mi provincia, Santiago del Estero, y a mi gobierno, elegido con el 84% de los votos de un pueblo que manifestó así, contundentemente, su apoyo a este proyecto nacional y a quienes han puesto en la senda del crecimiento sostenido a nuestra postergada provincia. Mal estaría representándolos si no acompañara esta iniciativa.
Por eso, desde esta banca adelanto mi voto afirmativo al proyecto que se debate.