1. INSERCIÓN SOLICITADA POR EL SEÑOR DIPUTADO AVOSCAN

Fundamentos del apoyo del señor diputado al proyecto de declaración por el que se rechaza la situación de ruptura del orden democrático y de la voluntad popular acaecida en la República del Paraguay

Estimados legisladores: la destitución del presidente paraguayo Fernando Lugo, no es más que un golpe de Estado de características parlamentarias, con ropaje jurídico. El enjuiciamiento exprés al que fue sometido el mandatario es claramente violatorio de los artículos 17 y 18 de la Constitución Paraguaya que consagra la defensa en juicio y el debido proceso, como así también de los tratados internacionales de jerarquía constitucional ratificados por ese país. Las acusaciones que se formularon son ridículas y las pruebas ofrecidas insuficientes, sumado a que los plazos procesales no fueron respetados desde ningún punto de vista.
Claramente, estamos en presencia de un nuevo golpe de Estado que arremete contra los gobiernos progresistas latinoamericanos, que intenta interrumpir los procesos de levantamiento de las naciones hacia un crecimiento sostenido e independizado de las influencias de potencias extranjeras. Atenta a su vez contra la integración de los pueblos y la democracia representativa.
No tengo ninguna duda de que detrás de este supuesto discurso expresado por los legisladores paraguayos, se esconden las viejas y conocidas oligarquías dueñas de las tierras, los sectores conservadores de la Iglesia, las multinacionales y los medios hegemónicos de comunicación. Estos últimos utilizan la estrategia del desgaste prolongado, magnificando cada conflicto, tergiversando la información y atemorizando constantemente a la población con la idea de un país en decadencia y descontrolado.
Es importante recordar que uno de los primeros países en reconocer al nuevo gobierno instalado en Paraguay mediante este golpe parlamentario fue Canadá, nación con particulares intereses sobre los recursos minerales y energéticos existentes en el territorio del país vecino.
Canadá viene realizando un intenso lobby a favor de la industria extractiva y electrointensiva Rio Tinto Alcán, que desea instalarse en Paraguay desde hace un buen tiempo, y que exigía del gobierno una serie de condiciones abusivas a la cual el ex mandatario Fernando Lugo nunca accedió. ¡Qué curioso nos resulta que el vicepresidente Federico Franco en el momento de asumir se refiriera largamente al tema energético y a la posibilidad de que se generasen empleos con las inversiones extranjeras en el sector! Lo que no aclara es que las condiciones para la llegada de esas multinacionales son: subsidios permanentes, precios de venta mucho más bajos de lo que Paraguay está vendiendo en la actualidad, exención de impuestos y beneficios fiscales que le generen ganancias extraordinarias a la inversora extranjera.
En Paraguay existe una escandalosa concentración de la tierra en manos de terratenientes y sojeros, condición que dificulta notablemente la idea de aceptar un país construido democráticamente y gobernado para todos los sectores de la sociedad. El presidente Lugo impulsó medidas tendientes a favorecer a los sectores más vulnerables, generando más oportunidades para su crecimiento personal y mejora en su calidad de vida, motivo por el cual se gano el desprecio de los sectores dominantes de su país.
Estamos en presencia de un golpe de Estado con características nuevas, distintas a lo que hemos vivido en el pasado. El Congreso utilizó herramientas legales para tirar a la basura la decisión del pueblo paraguayo, fracturando los principios fundamentales de la democracia.
Los gobiernos progresistas de América Latina están sufriendo el hostigamiento permanente de la derecha local e internacional, que pretende interrumpir los procesos de emancipación que se están dando en los pueblos que la conforman. Producto de la combinación de las resistencias al neoliberalismo y colonialismo, se han ganado el desprecio de las potencias capitalistas que construyen un escenario de permanente asedio, abierto y encubierto, con aliados que no nos resultan nuevos en el ámbito local.
Por cada reforma social o medida destinada a igualar las oportunidades de crecimiento entre los sectores de la sociedad, la derecha responde con otra para frenar su aplicación efectiva. Es la lucha constante entre una nueva nación, más equitativa y justa y los viejos intereses conservadores a favor del poder y las riquezas en pocas manos.
Desde 2002 hasta la actualidad, América Latina ha sufrido una serie de golpes directos para derrocar a los gobiernos progresistas y de izquierda, sumado a los ataques constantes de los medios de comunicación que intentan sembrar un pensamiento negativo y de desequilibrio permanente en todos los sectores de la sociedad donde intervenga el gobierno de turno, amplificando los conflictos, tomando elementos de la realidad para transformarla en otra que quieran mostrar.
Las nuevas modalidades de golpes de Estado que vivimos en la última década, han dejado atrás a las dictaduras de los 70 fundadas en la “seguridad nacional”, que asesinaron, torturaron e hicieron desaparecer miles de personas que se consideraban subversivas para el nuevo orden que se intentaba edificar. A pesar de que los nuevos golpes destituyentes tengan características distintas, no dejan de ser golpes de Estado destinados a subordinar a las masas y a los líderes que las favorezcan.
Los nuevos golpes de Estado fueron desplegados contra Chávez en 2002 y Manuel Zelaya en 2009. El primero fue derrotado por la rápida reacción popular y una corriente de fuerzas sociales internas desfavorables a los golpistas. El segundo resultó exitoso a pesar de la inmediata reacción internacional liderada por los países del ALBA. Ambas se caracterizaron por la utilización de los destacamentos policiales y militares del Estado para secuestrar al presidente legal y legítimamente constituido por la voluntad popular. Al mismo tiempo, se utilizó el predominio de las formas privadas de concentración de la propiedad y la producción para desabastecer la provisión de alimentos y servicios y así generar un ambiente de desconcierto y desesperación de los sectores amplios de la sociedad.
En el caso de Honduras, se desató una violenta persecución a los opositores que dejó un número considerable de muertos, todos partidarios del presidente Zelaya. Con posterioridad, se condicionaron las elecciones presidenciales mediante la proscripción del partido al que pertenecía el mandatario.
A estas dos modalidades empleadas contra Chávez en Venezuela y Zelaya en Honduras, hay que agregarle los intentos destituyentes de la ultraderecha contra Evo Morales de Bolivia en 2008 y Rafael Correa de Ecuador en 2010. Esta última derrotada por la actitud valiente del jefe de Estado y la reacción de la mayor parte de la ciudadanía, además del rechazo internacional nuevamente liderado por los países del ALBA y la UNASUR.
El golpe de Estado parlamentario, es una variante de las nuevas modalidades que estamos viviendo, revestida por una aparente legalidad y experimentada el pasado 22 de junio en Paraguay, cuando los legisladores en menos de 48 horas abrieron y cerraron un juicio político en el que el acusado, Fernando Lugo, no tuvo tiempo de defenderse, violando los principios del debido proceso y la defensa en juicio. Dos horas después asumió el vicepresidente Franco y su nuevo gabinete, clara señal de que el juicio ya tenía veredicto con anterioridad al inicio del proceso. Quienes han tenido la oportunidad de conformar un equipo de trabajo, sea en una comisión de fomento, en un club, sindicato, saben que se demora mucho más para lograr un consenso generalizado entre sus miembros.
Señor presidente: en la Argentina hemos vivido desde 2003 intentos permanentes de desestabilización a nuestro gobierno, asedios constantes liderados por los principales medios de comunicación y los sectores conservadores defensores de los intereses de unos pocos. No nos resultan extraños los hechos ocurridos en nuestros países vecinos y es por ello que acompaño esta declaración en apoyo al presidente electo legítimamente por la voluntad del pueblo paraguayo, repudiando con total énfasis estas nuevas formas de golpes, reproducidas por todo el territorio de América Latina, que atentan contra la integración y emancipación de nuestros pueblos.


 

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