El 11 de marzo de 1973 es una fecha que para muchos de los que fuimos contemporáneos nos trae recuerdos y alegrías imborrables.
Después de casi dos décadas con el mayor partido de masas del país proscripto, y gracias a una larga lucha de la resistencia peronista en un principio, a la cual después se sumaron cientos de miles de jóvenes, se lograba elecciones libres, aunque es verdad, por una pequeña trampa de la dictadura de Lanusse, todavía había un proscripto... Perón.
Esa proscripción no amedrentó al peronismo, y bajo el Lema “Campora al Gobierno, Perón al Poder”, la Argentina se encaminaba hacia un nuevo gobierno peronista.
El 11 de marzo fue una fecha que resumía que lo imposible era posible, y que cada uno desde el lugar que ocupaba, podía cambiar las realidades. Para los militantes peronistas era el momento culmine del “Luche y Vuelve”, todos nos sentimos protagonistas y partes importante de esa épica lucha.
Atrás quedaban la revolución libertadora y sus fusilamientos, la persecución a los peronistas, el plan Conintes, los levantamientos populares y sus respectivas represiones, los conflictos sociales, obreros y estudiantes “solucionados” a bastonazos y sangre. Para la gran mayoría del pueblo argentino atrás quedaba la oscuridad y se presentía la posibilidad de un país con alegría y esperanza.
El compromiso político se sentía en todos los sectores de la sociedad, y así lo demostraban las organizaciones sectoriales. Estaban los curas y su opción por los pobres, los movimientos villeros, los movimientos sexuales, las organizaciones estudiantiles, las ligas agrarias, la sindicalización de los obreros y las organizaciones de base, las juventudes políticas, etcétera, etcétera.
Se leía y discutía, Marx, Vietnam, Mao, Nixon, el Che, Fidel, Perón, el Mayo Francés, estaban presentes en gran parte de las conversaciones diarias. Las revistas y la edición de libros políticos tuvieron un auge irrepetible en nuestro país.
Y había alegría, mucha alegría en esos meses previos al 11 de marzo. Fue una campaña electoral donde la alegría y la esperanza brotaba en toda la Argentina. Las consignas y los cantos eran posibilidades concretas de convertirse en realidad. Cámpora se convirtió para los jóvenes en el Tío... la política de masas era una realidad palpable.
Todos sabemos cómo siguió la historia, con los dolores que todavía le esperaban a nuestro país. Pero el 11 de Marzo es una muestra de que los pueblos organizados y movilizados, son invencibles.
Y también esa fecha enseña, que a pesar de dictaduras, cárceles, muertes, engaños seudodemocŕaticos, querer forzar los destinos que los pueblos se eligen para ellos, es una tarea imposible.
Siempre, los pueblos imponen su destino.