29. INSERCIÓN SOLICITADA POR LA SEÑORA DIPUTADA SIMONCINI

Fundamentos del apoyo de la señora diputada al dictamen de las comisiones de Legislación del Trabajo y de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia en las modificaciones introducidas por el Honorable Senado al proyecto de ley que le fuera pasado en revisión sobre creación de un Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares

Régimen laboral del personal de servicio doméstico; derogación del decreto – ley 326/56; sujetos de la relación laboral; deberes de las partes y su incumplimiento; del pago de haberes; jornada de trabajo; modalidades del contrato de trabajo; categorías laborales; registración y documentación laboral; autoridad de aplicación; disuélvese el Consejo de Trabajo Doméstico creado por decreto 7.979/56.

Señor presidente:

Nos ocupa hoy el tratamiento de la ley que reconoce definitivamente el derecho de las trabajadoras y trabajadores de casas particulares a ser considerados formalmente como tales.

En el denominado comúnmente “trabajo doméstico” confluye un colectivo que ha permanecido marginado y desprotegido, aun con la imprescindibilidad de su rol en el escenario social de la economía.

La participación de la mujer en las distintas áreas del mercado laboral no sería posible sin la tarea que realizan las trabajadoras y trabajadores de casas particulares.

Señor presidente: la oferta laboral del sector que representa el trabajo en casas particulares está constituida en un 95 % por mujeres.
En muchos casos jefas de hogar, en más casos de condición humilde. Mujeres que no han tenido acceso a la escolarización, muchas de ellas migrantes de zonas rurales o de países hermanos que llegan a las ciudades en busca de mejores oportunidades laborales o del encuentro con sus familiares que las precedieron en la búsqueda.

Esta condición de vulnerabilidad ha sido, paradójicamente, el principal motivo para someterlos a la discriminación laboral y al olvido social.

El trabajo doméstico fue caracterizado, en el mejor de los casos, como servicio, pero también como servidumbre en la concepción de las clases altas o como “la persona que ayuda en la casa” para las clases medias, o, en nombre de la caridad, la forma de ayudar a quien necesita y no puede, o no sabe o no es capaz de realizar ninguna labor específica, reduciendo a poco más que una dádiva el valor de un trabajo arduo y complejo.

La diversidad de tareas incluye cocinar, planchar, coser, asear, ordenar, mantener jardines y estares, incluso realizar la compra de los insumos diarios para las necesidades de la casa. Acompañar a los niños a la escuela, ayudarlos en las tareas, asistir a los ancianos, cuidar de las mascotas, viéndose complejizadas, señor presidente, por el compromiso del trabajador de conocer y comprender las peculiaridades de la familia y sus integrantes adaptando su modalidad de trabajo a las necesidades culturales del hogar.
La convivencia durante muchas horas con el núcleo familiar y sus responsabilidades abarcan aspectos que trascienden el trabajo concretamente encomendado.

A pesar de ello ha sido siempre una labor insuficientemente valorada, autoritariamente invisibilizada y muchas veces conscientemente marginada.

Señor presidente: el trabajo doméstico fue siempre considerado prescindente en el circuito productivo de las sociedades, y sobre este aspecto debemos analizar que si bien para el empleador la contratación de un trabajador o trabajadora para tareas domésticas no implica lucro o beneficio económico directo, el tiempo y el esfuerzo del que es liberado a través de su contratación, le permite realizar su propia actividad fuera de la casa constituyendo, sin duda, una variable de incidencia directa en la ecuación productiva del empleador y su familia.

Luego del golpe de Estado del 16 de setiembre de 1956, los militares sancionan los decretos 356/56 y 7.979/56 convalidando las condiciones de precariedad laboral de estos trabajadores que continuaron vigentes aún en las reformas constitucionales de 1957 y 1994.

Nuestro país ha suscripto con la Organización Internacional del Trabajo el convenio sobre trabajo decente para trabajadoras y trabajadores domésticos asumiendo el compromiso con este organismo internacional de proveer la legislación que lo exprese y ratifique.

Señor presidente: desde el 2003 las políticas de este modelo nacional y popular que hoy conduce nuestra presidenta cristina Fernández de Kirchner avanzó cuali y cuantitativamente en el desarrollo de medidas que todos los días incluyen a más argentinos, que suman a la movilidad social ascendente, que se plasmaron en la asignación universal por hijo, en el acceso al sistema previsional de cientos de miles de adultos mayores y personas con discapacidad, en el desarrollo de una fuerte inversión en obra pública, el apoyo a las pequeñas y medianas empresas, el impulso al asociativismo solidario, la creación de cooperativas de trabajo, y tantas medidas que impulsan la creación de trabajo, más trabajo para todas las argentinas y argentinos, trabajo como gran ordenador, como gran organizador social.

Nuestra presidenta envió en 2010 el proyecto de ley que regula la actividad laboral en casas particulares, el proyecto que hoy votaremos
Una legislación que contempla todos los aspectos contractuales relacionados a jornada laboral, vacaciones, residencia y descansos, salario mínimo y modalidad de pago, la creación de la Comisión Nacional para el Trabajo en Casas Particulares, acceso efectivo a mecanismos de resolución de posibles conflictos y condiciones reguladas para todos los trabajadores de cualquier rubro.
La construcción histórica nos ha dado a los argentinos la etapa del peronismo del 45, que avanzó en el reconocimiento de derechos ciudadanos, derecho a vivir con salud, educación, vivienda, trabajo digno, a ser libres para crecer y desarrollarnos colectivamente como pueblo.

Estos derechos inherentes a todos los seres humanos, reconocidos por aquel modelo nacional y popular, arrasados por las dictaduras cívico militares y los 90, están siendo restituidos, desde el 2003, en esta bisagra de nuestra historia.
En cada política social hay restitución de derechos, en cada proyecto de ley que la presidenta envía a esta Legislatura está presente su profunda convicción de dar un paso más hacia el pleno estado de justicia social.

La coherencia entre la idea y el pensamiento, el vínculo virtuoso entre la palabra y su cumplimiento han sido fundamentos de esta década ganada.

Hoy estamos acompañando con la aprobación de este proyecto de ley el despegue de uno de los sectores del trabajo más vulnerable y vulnerado, los más olvidados y silenciosos. Miles y miles de argentinas y argentinos tendrán ley, por más justicia, por más libertad, por todos los derechos al trabajo digno para todos los argentinos.


 

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