11. INSERCIÓN SOLICITADA POR LA SEÑORA DIPUTADA DE FERRARI RUEDA

Regulación de los alcances y relaciones jurídicas relativos a los procedimientos y técnicas de reproducción humana médicamente asistida y protección del embrión no implantado

Si hay un tema que tuvo idas y vueltas, al menos en los tres años de mandato como diputada que tengo, es este, el de la fertilización asistida y sus derivaciones. Asunto que, además, muestra de manera cabal, los vaivenes del oficialismo con las problemáticas que tienen pleno impacto en los ciudadanos comunes.
En diciembre de 2011 fuimos abucheados cuando el FPV impidió finalmente la votación y cientos de personas que esperaban el apoyo para ser padres con los avances de la ciencia, quedaron al filo de la medianoche con las esperanzas truncas.
Ser padres, tener padres, o no serlo por obligación, son debates que viene reclamando la sociedad y que depende de leyes que este Congreso tiene en estudio desde hace tiempo, sin atender los serios problemas que esto causa; muy distintos a los apuros que se le conceden a los proyectos del Poder Ejecutivo.
La demorada iniciativa sobre fertilización asistida consiguió ser ley, varios meses y reclamos después, con reglamentaciones pendientes. La ley de adopción, que ayudaría a miles de niños crecer en familia, aún espera. Y el debate -casi imposible- sobre la maternidad impuesta con condenas en contrario, no tuvo sus chances aún, dejando a las mujeres en situación de vulnerabilidad. El Código Civil retrasó las dos últimas y condicionó fuertemente, por el Art. 19 a la de Fertilización.
Sabemos que temas como el que nos ocupa hoy son harto delicados y complicados; no sólo porque se chocan con posturas diferentes y hasta encontradas, sino que muchas veces se asientan en pensamientos fundamentalistas, con descalificaciones incluidas.
De allí que el Bloque de la UCR haya considerado importante darle a cada legislador la libertad para votar, y es mi intención con -varios reparos- fundamentar mi apoyo y voto a favor del proyecto oficial.
Esta Cámara tuvo acuerdos para habilitar el derecho de acudir a la ciencia para concebir con asistencia médica, recurriendo a las diferentes técnicas con las que cuenta la medicina, con cobertura en la salud pública y privada. Los desacuerdos aparecieron con la técnica de fertilización por el manejo de material genético, por los embriones obtenidos, y la crioconservación hasta su implantación, o para su conservación. Este desacuerdo no queda zanjado ni en este proyecto, ni en el Artículo 19 del Código, con las modificaciones introducidas por sectores ultra católicos y contra el cual, pareciera, se están rebelando algunos diputados kirchneristas.
El punto central para fundamentar mi apoyo tiene que ver con un aporte histórico y, si se quiere filosófico, de discusiones lejanas que impactan de lleno en la opinión sobre el comienzo de la vida. Me refiero a argumentaciones que alguna vez se dieron en el seno de la Iglesia Católica, cuando sus miembros debatían sobre diversos asuntos antes de que se constituyeran en dogmas de fe. Es Santo Tomás de Aquino, quien en algunos textos (especialmente en su Summa Theologiae I, 118, 2, Resp.) quien razona sobre el momento en que el alma convierte a un embrión en persona. El allí plantea (lo resumiré para no ahondar en cuestiones de índole filosófica) que niega que el semen pueda producir lo que llama “principio intelectivo”, por lo que indica que no hay alma en el momento que se concibe, sino que ésta llegaría más tarde, por la virtud de Dios, y (parafraseando sus palabras “el alma es creada cuando el cuerpo del feto está dispuesto a acogerla”.
En este sentido, resulta interesante recordar esta cuestión, pues demuestra que la Iglesia misma, antes de establecer su dogma, no pensaba tal como se expide ahora (hasta, en algunas cuestiones, se contradice). Y, en este mismo razonamiento, explicitar que según este pensamiento quedaría fuera de la discusión si estamos ante una persona o no, en los momentos que debemos considerar al hablar de fertilización asistida.
Por mi parte, como dije, más allá de alguna crítica puntual que podría hacerle al proyecto, creo que es necesario, como sociedad, que podamos darnos las leyes adecuadas para regular prácticas que, de hecho, ya suceden en la realidad. Que las discusiones filosóficas o religiosas que puedan darse no tienen en cuenta la enorme desprotección en la quedan miles de mujeres a diario, como consecuencia de que no tengamos un marco regulatorio adecuado al siglo XXI. Por eso, y para avanzar en estas cuestiones que creo no deben seguir demorándose, es que acompañaré este proyecto.
 

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