En mi provincia, Córdoba, desgraciadamente hemos vivido muchos acontecimientos derivadas del clima que fueron verdaderas catástrofes: incendios, inundaciones, tornados, etcétera. A tal punto fue así que en algún momento llegamos a decir que solo faltaba que entraran en erupción los Volcanes de Pocho, que son cinco volcanes por supuesto totalmente inactivos que forman parte de un hermoso paisaje ubicado en el noroeste de mi provincia.
La última catástrofe ocurrió en febrero del 2015: en tres horas llovió el 60 por ciento de lo que llueve en un año, lo que provocó desastres en las sierras chicas, Unquillo, Río Ceballos, Villa Allende, Mendiolaza y en el Valle de Punilla. Esa tormenta dejó un saldo de ocho muertos, casi mil evacuados y puentes, rutas, acueductos, calles y más de doscientas cincuenta viviendas que literalmente desaparecieron.
Los años 2013 y 2014 son especialmente imborrables para los cordobeses, por la magnitud de los tornados y grandes pedreas que afectaron distintas zonas de la provincia. Leones, Inriville, Noetinger y Marcos Juárez en el este y Río Cuarto y su zona de influencia en el sur, fueron algunas de las ciudades afectadas. Pero la peor parte se la llevó la localidad de Villa del Rosario, en el Departamento Río Segundo, con piedras y vientos huracanados que desgraciadamente causaron muerte y destrucción.
Ningún cordobés puede borrar de su memoria los incendios en el Valle de Calamuchita. ¿Quién puede olvidarse de lo que ocurrió en Yacanto, con miles de hectáreas quemadas, animales muertos y emprendimientos productivos destruidos?
Esta introducción viene a cuento para dejar en claro que estas situaciones desgraciadas nos han dado gran experiencia. Además, si mi provincia y su gente lograron superar tremendas catástrofes en la mayor de las soledades, fundamentalmente fue porque contaba y cuenta con una organización a nivel gubernamental especialmente diseñada a tal efecto. Esto fue posible gracias al trabajo coordinado de diversas áreas del gobierno provincial, conjuntamente, que actúan conjuntamente con las autoridades locales de las regiones afectadas por las catástrofes y las organizaciones no gubernamentales involucrados, tales como sociedades rurales, centros comerciales e industriales, etcétera.
En base a esa forma de trabajo Córdoba diseñó un plan de manejo del fuego que le permitió y le permite acceder a recursos tecnológicos y de logística organizativa para afrontar ese tipo de catástrofes. Así, a través de un trabajo conjunto con la Asociación de Bomberos Voluntarios de Córdoba, se dotó a más de trescientos cuarteles con el mejor equipamiento para que puedan enfrentar las situaciones más complejas en los lugares de más difícil acceso, como son las Sierras de Córdoba. Hoy mi provincia cuenta con aviones hidrantes, helicópteros, vehículos 4x4, autobombas de gran tecnología y muchos otros elementos que sería largo enumerar.
En síntesis, y volviendo al comienzo de mi intervención, esto se logra en base a un trabajo conjunto entre los sectores público y privado y una organización dinámica.
En ese sentido, considero que el proyecto que estamos tratando seguramente ha sido redactado con excelentes intenciones es demasiado complejo. Se crean demasiados organismos que después son difíciles de coordinar tanto en las tareas de prevención como en situaciones de catástrofes. Frente a una crisis no se puede improvisar y hay que ser muy rápidos en la acción. Además, tiene que haber disponibilidad de recursos para hacer frente a emergencias y situaciones totalmente inesperadas y la coordinación de todos los actores que deben intervenir tiene que estar muy aceitada y ser ágiles en la toma de decisiones y en la ejecución de acciones, ya que la presencia del Estado es indispensable en el momento de la tragedia y en el acompañamiento posterior a las familias que en muchos casos han perdido todo. En esos casos es fundamental darles la contención necesaria que los ayude a retomar la rutina habitual lo antes posible, para lo cual se deben garantizar las condiciones de vivienda, salud, alimentación, educación y trabajo.
Entonces, si bien adelanto mi voto favorable al proyecto en tratamiento, creo que tal como está planteado el objetivo va a ser difícil de lograr, por más buenas intenciones que tengamos.