15. INSERCIÓN SOLICITADA POR LA SEÑORA DIPUTADA GONZALEZ (J.V.)

Modificación del Código Nacional Electoral

La ley Sáenz Peña instauró el voto universal, secreto y obligatorio. Se trata del sistema electoral que implementó, junto con el reconocimiento del voto femenino sucedido en 1947, la representación de la verdadera voluntad popular en toda la historia argentina, aun a pesar de algunas limitaciones, cuyas denuncias sobre robos de boletas o clientelismo que nunca fueron cuantificadas se fueron amplificando en los últimos años.
Hay que decirlo claramente: ningún régimen o sistema electoral es neutro. El sistema de voto cantado favorecía a los oficialismos que disponían de matones y de las fuerzas de seguridad para atemorizar a los votantes en las parroquias. El sistema de voto secreto abrió las puertas a los espacios populares. Los sistemas de boletas múltiples desalientan el corte y por ello favorecen a los espacios partidarios. La boleta única facilita la dispersión electoral y a las caras famosas, que atraen la atención.
Nos preguntamos: la boleta electrónica ¿a quién favorece? ¿Se trata de una treta que, con la excusa de “tecnologizar” el voto, pretende imposibilitar el control popular del sufragio? ¿Es un eslabón más de una cadena que se ha venido tramando en los últimos tiempos en la que se pretende ahogar a la militancia política detrás del marketing electoral?
La corrección política suele señalar que los momentos propicios para este tipo de reformas son los años pares, los no electorales. En este caso la demora que se produjo nos ha llevado a una etapa del año en la cual se están forzando los tiempos políticos de debate legislativo.
Estoy segura de que aquí escucharemos discursos autocomplacientes sobre los supuestos consensos que se han logrado entre distintas fuerzas. Lo que aquí se precisa, en una ley de tanta importancia, no son los acuerdos de cúpulas sino que el pueblo se empodere con un instrumento que comprenda y pueda controlar cabalmente. Este es un proceso similar al que se dio con la ley de medios, que fue volteada por decreto con el consentimiento de esta Cámara, basados en un pacto de pseudo-gobernabilidad.
Este proyecto hoy no es importante para el pueblo. Los consensos institucionales tampoco parecen abundar y basta repasar cualquier diario para escuchar las opiniones críticas de miembros de la justicia electoral.
Una de las críticas a la magnitud del cambio que se viene a proponer es que requiere una cautela elemental que aquí brilla por su ausencia. Algunos de los diputados que darán el acuerdo pleno a este proyecto provienen de provincias que han adoptado este sistema, pero lo han hecho de modo progresivo para minimizar el impacto.
Los principios que deben regir en materia electoral son el secreto del voto, el respeto del contenido y la decisión de la voluntad popular, así como también la posibilidad de que cualquier persona audite tanto el proceso como el resultado de una elección. En otras palabras, los principios de integridad, seguridad y la universalidad del control ciudadano. Ahora bien, ¿se respetan estos principios, estas ideas rectoras, con el proyecto que el oficialismo y sus aliados legislativos pretenden hacernos votar? La respuesta es claramente no. Con este proyecto se está diciendo a los ciudadanos que deben tener un acto de fe o dar un salto en el vacío.
Se nos propone lo moderno, lo ágil y lo rápido ya que la era de las audiencias impide esperar hasta un tanto más allá de las nueve de la noche; pero analicemos lo que hay que sacrificar en un camino que no es muy seguro y claro.
Se ha demostrado en Holanda en el año 2006, después de una década de uso, por no hablar de lo que ha sucedido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el año pasado, que a 25 metros de distancia y utilizando un equipo sencillo y barato podía saberse a quién estaba votando el elector. También se ha demostrado en Brasil. Puede aparecer el temor en los electores, porque no podemos garantizarles ese secreto, característica fundamental para que los ciudadanos no voten coaccionados teniendo en cuenta que desde diciembre de 2015 los despidos, las amenazas y las agresiones a los militantes, periodistas y unidades básicas se han hecho casi moneda corriente.
El Tribunal Constitucional alemán en el año 2009 señaló el siguiente estándar: que en la actualidad con la tecnología disponible cualquier sistema de voto electrónico afecta cuestiones críticas que hacen a la autonomía del votante y a la seguridad e integridad del sufragio como instrumento o del voto como manifestación de la voluntad popular, porque no podemos asegurar que no violente principios tales como el secreto del sufragio, el respeto del contenido y por lo tanto la decisión de la voluntad popular. El estándar más importante que se fijó en aquel fallo es que el sistema electoral debe ser entendible por cualquier ciudadano.
Por todas las razones que hemos señalado, el voto electrónico está en baja en el mundo: Alemania, Austria y Holanda lo han prohibido, Dinamarca ha dejado de usarlo, Bélgica está en camino de prohibirlo y el Congreso australiano declaró que no están en condiciones de aplicarlo.
Entiendo que la agilidad, rapidez y modernidad que nos intentan imponer no pueden ser más importantes que los principios de integridad, seguridad y auditabilidad de voto.
El sistema electoral requiere modificaciones, que no son las que en este proyecto se plantean.
El tema del financiamiento estatal de todos los partidos políticos, instituciones fundamentales del sistema democrático consagradas en la Constitución Nacional, es más que importante para hacer realidad la profundización de la soberanía política y económica.
Tanto en las reuniones de comisiones como hoy en el recinto escuché decir a otra legisladora que “había demasiados partidos”, que estaba “sobrerepresentadas” algunas ideologías, que “somos demasiado amplios” en esto y la verdad es que me preocupa saber que ella, siendo parte del oficialismo, hable en esos términos. ¿Por qué? Porque el pueblo tiene el derecho de organizarse, armar un proyecto político, presentarse a elecciones y, si lo acompañan lo suficiente, llegar a representarlo en cargos públicos. Nunca es mucha la representación, señoras y señores. Lamento decirle a mi colega que sus dichos no tienen ningún gesto de amplitud. ¿Será que el consenso y el diálogo que están acostumbrados a tener es con aquellas personas que suelen encontrarles el precio para acordar? Lejos está el camino a la República de la que tanto suelen hablar y poco suelen hacer algo para construir.
Dejé para el final el único tema de este proyecto que vamos a apoyar, que es la paridad.
Desde el reconocimiento de la vida política de las mujeres en 1947, batalla que llevaron adelante miles de nosotras y fue conseguido por nuestra amada Evita, la participación fue avanzando lentamente y a costa de la tenacidad que nos suele caracterizar.
La lucha que llevamos adelante es para afrontar la falta de reconocimiento a nuestro trabajo. Desde que se ha puesto en debate la paridad hemos tenido que escuchar planteos que van desde que queremos sacar lugares dentro de las listas a los hombres que militan, hasta cuestiones mucho más complicadas como que vamos a formar parte de ellas por ser mujeres pero que no vamos a tener experiencia o méritos suficientes. Les quiero decir que lo que va a pasar es que vamos a dejar de estar relegadas a las tareas que no quieren hacer o no saben hacer para pasar a tener lugares de poder real desde donde aportaremos nuestra visión, ideología y decisión para mejorar nuestros pueblos, nuestras provincias, nuestro país.
Siempre hemos sido nosotras las que hemos logrado salir de los momentos más complicados social y políticamente hablando, lugar al que nos han llevado hombres con “méritos”. Para mencionar ejemplos de argentinas que son modelos en el mundo, tenemos a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, las mujeres que pararon muchísimos remates de hogares y campos en los años 90 y mujeres con coraje y convicciones que han ganado el amor de su pueblo haciendo que las mujeres nos organicemos y alcemos nuestras voces como lo son Evita y Cristina Fernández de Kirchner.
Para cerrar “Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos una historia larga de luchas, tropiezos y esperanzas. Por eso hay en ella crispación de indignación, sobra de ataques amenazadores pero también alegres despertar de auroras triunfales. Y eso último se traduce en la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional.” Esto nos decía hace muchos años Eva Duarte de Perón.

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