4. INSERCIÓN SOLICITADA POR EL SEÑOR DIPUTADO BUIL

Presupuesto General de la Administración Nacional para el ejercicio fiscal correspondiente al año 2017.

Durante muchos años se trataron en esta Cámara proyectos de presupuesto que eran infundados en datos estadísticos irreales y supuestos macroeconómicos inconsistentes. Se presentaban obras que se anunciaban fervientemente y luego no se ejecutaban, llegando a subestimarse ingresos y gastos por encima del 25 por ciento. Además, la voluntad de los legisladores oficialistas -en su natural apoyo al Poder Ejecutivo- o con suerte algún opositor que incorporaba alguna partida o lograba cambiarla, era vulnerada posteriormente por el uso irrestricto de los poderes extraordinarios del jefe de Gabinete de Ministros que modificaba partidas sin el control parlamentario. . Esta circunstancia que se ha planteado hoy de limitar por ley esas facultadas extraordinarias–estoy hablando de un proyecto que surgió del propio Poder Ejecutivo-, demuestra una decisión política que conlleva al fortalecimiento institucional y al respeto por la labor y el rol legislativo.
Hoy estamos tratando un proyecto de presupuesto elaborado con variables creíbles, que pondera índices reales y, sobre todo, evidencia una planificación en cada área de gobierno que muestra un rediseño para nuestro país que es esencial para determinar el cambio. Un rediseño que ya comenzó este año adaptando el presupuesto heredado, que se plasma en el ejercicio 2017 y que se proyectó inteligente y responsablemente a 2018 y 2019.
Durante un mes y medio, como no sucedía en este Congreso antes, vinieron los ministros a explicar sus políticas públicas y sus inversiones, exponiéndose al interrogatorio de todos los legisladores, mostrando su apertura al diálogo y, sobre todo, su voluntad de escuchar y recoger la opinión de los opositores.
Es obvio que todos queremos más para nuestras provincias, que nos puede preocupar un tema en particular y deseamos que se destinen más partidas para fortalecerlo, pero el presupuesto no es ilimitado. Se priorizaron las políticas sociales en la necesidad primaria de asegurar ingresos a los sectores pobres de nuestra Nación, y la infraestructura que es sinónimo de desarrollo y generación de empleo. Está bien que se planteen otras necesidades, pero como hombre del interior bonaerense le digo, señor presidente, que las prioridades de este presupuesto son las que esperamos hace años y años, para poder sentar las bases de una proyección de país sustentable. Eso ya se demuestra desde ahora, cuando se tuvo que gobernar con un presupuesto que no fue elaborado por la actual gestión de gobierno y, sin embargo, se están llevando a cabo acciones concretas y transformadoras.
En materia social, se aprobó la Ley de Reparación Histórica para los Jubilados, se implementó la Pensión Universal para Adultos Mayores, se multiplicó por siete el Seguro de Desempleo. Además, todos los niños tienen asegurado un ingreso sin considerar si sus padres tienen un trabajo formal o no. Se dieron a 300.000 personas más la AUH.
En materia de infraestructura, por ejemplo, escuchábamos en estos días lo que significó para Tucumán la modificación de su Aeropuerto para el incentivo de la producción de arándanos que generaría unos 20 mil puestos de trabajo; o las mejoras en el Belgrano Cargas para unir las provincias de Salta, Jujuy, Tucumán, Chaco y Santiago del Estero con los puertos de exportación de Rosario o el paso minero a Chile.
Por otro lado, también puedo hablar posicionado desde la zona donde vengo, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, donde empezaron a despertar obras dormidas por décadas, como las autovías de las rutas nacionales números 5 y 7, la determinación de ruta segura para la ruta nacional 33, o la determinación de obras hídricas que estaban en el olvido, como la cuarta etapa del dragado del Salado. También el existe el rediseño de sistemas hídricos en la provincia de Buenos Aires para mitigar inundaciones como, por ejemplo, el sistema del rio V. No debemos olvidar, lógicamente, lo que significa para los territorios las inversiones en redes de agua, cloacas y en viviendas, además del incremento al Fondo Sojero que derrama en los municipios.
Vale destacar que las obras se empiezan y se terminan en los plazos establecidos. Se hacen con un plan estratégico y se presentan a lo largo y ancho del país.
El criterio federal de este presupuesto determina en sí un criterio del gobierno que como ningún otro afrontó este tema. Un presidente de la Nación y un ministro del Interior que tienen la convicción de un país federal, que devuelve a las provincias fondos que les pertenecen, pero que a su vez trabaja mancomunadamente con ellas, sin distinciones partidarias, contemplando sus necesidades y sobre todo planteando políticas públicas en pos de sus desarrollos. Además, la implementación del Plan Belgrano contempla con fuerza, por primera vez, especialmente a nuestros compatriotas del Norte. Lo hace con una mirada que pretende incorporar obras y acciones que den oportunidades, más allá de la mera contención.
El federalismo se hace escuchando a todos, dialogando con todos, siendo equitativos, y no imponiendo o reduciendo las políticas públicas al amiguismo o la demagogia.
En un país con déficit fiscal, afectado por índices de pobreza altos, es necesario ser responsables y diseñar políticas para el conjunto. Mitigar la pobreza tiene un solo camino que es la generación de empleos genuinos en todo el país y principalmente en el interior de cada provincia, donde los habitantes migran a los conurbanos complejos, y en esa línea está este presupuesto y es lo que nos permitirá ser más federales.
Nosotros, como legisladores, tenemos un debate pendiente que es el de los repartos de los recursos donde la provincia a la que yo pertenezco, la de Buenos Aires, es la más discriminada. De cada 100 millones de pesos que se recaudan en el país, 37 son aportados por los habitantes de la provincia de Buenos Aires, que recibe en devolución apenas 18. Estos datos duros dejan en evidencia la necesidad de rediscutir la repartición de los recursos federales. Si bien la posibilidad de avanzar en una nueva ley de coparticipación federal está latente, consideramos que la provincia de Buenos Aires necesita una reparación urgente. Una de las posibles soluciones sería, sin lugar a dudas, rediscutir el Fondo del Conurbano Bonaerense. Específicamente considero más que necesario eliminar el tope de este fondo de 650 millones anuales, que se encuentra congelado desde 1996.
La discriminación es tal que, según proyecciones para el corriente año, la provincia se privó de recibir recursos por alrededor de 50 mil millones de pesos, lo que equivale al doble del déficit de la provincia.
Entre 2011 y 2015 por el tope fijado, Buenos Aires recibió solo 3.250 millones; resigno así 104.377 millones del fondo que en 1992 fue creado específicamente para ella. Con lo que perderá este año, en total habrá resignado 152 mil millones.
La ciudadanía está expectante, no por el presupuesto que votemos hoy en la Cámara de Diputados. Lo está para que nuestro país continúe buscando un rumbo distinto, y este presupuesto es una herramienta que tiene que ver con eso.

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