Sobre el actual diputado y exfuncionario kirchnerista Julio De Vido pesan dos pedidos de detención: uno, realizado por el juez Luis Rodríguez, luego de que la Cámara Federal lo ordenara en el marco de la causa que investiga la presunta defraudación al Estado nacional en la puesta en marcha de la mina de carbón de Río Turbio. El otro pedido es del juez Claudio Bonadío, por el expediente que investiga compras millonarias de gas natural licuado.
Julio De Vido era ministro de Planificación Federal, y en ese rol tenía la obligación de supervisar y controlar los casi 265 millones de pesos destinados para Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT).
Se lo acusa de un desfalco de 265 millones de pesos, por el que se lo imputa por el delito de defraudación a la administración pública, siendo lo suficientemente grave como para solicitar la detención de De Vido y de otras veintidós personas; Baratta, su mano derecha, está preso.
¿Será que habían diseñado un organigrama de corrupción para obstaculizar las actividades de control, eludiendo los mecanismos de transparencia que deben regir en las contrataciones de la administración pública nacional?
No estamos condenando al diputado De Vido; estamos haciendo que se presente ante la Justicia sin fueros, como cualquier hijo de vecino.
Bajo ningún punto de vista nosotros seremos impedimento para que mínimamente se investigue si durante el momento en que le tocó ser funcionario del Poder Ejecutivo de turno, De Vido cometió hechos de corrupción. Esto no significa, de ningún modo, que el ministro sea culpable, ya que no debemos perder de vista que está siendo investigado; pero, sacando los fueros, dejamos que la Justicia actúe como corresponde.
No podemos permitirnos interferir en el Poder Judicial si nos piden el desafuero de uno de nuestros pares, máxime cuando, en este caso que nos ocupa, es para que sea investigado a fondo y sin entorpecer el accionar de la Justicia en la supuesta comisión de un tipo de delito que afecta a la Nación toda, que significó menos obras públicas, menos explotaciones carboníferas, menos inversión en materia petrolífera y, en consecuencia, un grave perjuicio al crecimiento y fortalecimiento de nuestro país.
Después de la fallida sesión del mes de julio, el día 26, ahora sí queda el camino despejado para que hoy, en una sesión especial, podamos cumplir con el pedido judicial realizado y actuar como corresponde defendiendo los intereses del pueblo de la Nación.
Recuerdo que hace unos años, cuando comenzó a investigarse la crisis energética de nuestro país, en lugar de apartar al ya cuestionado exministro y actual diputado De Vido, se lo premió con más poder e independencia para continuar negociando “mucho” con las empresas de energía y exigiéndoles “poco”; entonces por días, mientras el frío o el calor golpeaban fuertemente, no se podía contar con el suministro porque las líneas estaban sobrecargadas y las subestaciones explotaban ante la demanda.
Hay mucho para recordar, pero es tiempo de analizar cómo actuó quien desde un escritorio direccionaba no solamente lo que a energía se refiere sino toda la obra pública nacional, esa que significaba llegar para dar soluciones a los habitantes de todo el país, sin importar color político. Ojalá, por todo lo que la corrupción ha dañado a las familias de nuestro país, la Justicia esté a la altura de las circunstancias y se encuentre a los responsables, llegando al fondo de la cuestión. Que se investigue si realmente era una matriz de corrupción hábilmente institucionalizada, porque seguramente y como lo están demostrando los hechos, De Vido no trabajaba en soledad sino que parece ser la punta del iceberg.
Deseo fervientemente que la Justicia llegue por las víctimas de Once, por los miles de muertos en accidentes en rutas en mal estado de nuestro país, por toda la gente que sufrió cortes de energía eléctrica, por quienes todavía luchamos -especialmente nuestros viejos- llevando y trayendo a nuestras casas el gas envasado, por todos aquellos a los que no les pasa el colectivo por falta de infraestructura, por los que no tienen acceso al agua potable ni al servicio de cloacas. Por todos los habitantes que fuimos rehenes de la corrupción y que necesitamos ver una transformación verdadera, deseo que esta vez la esperanza no sea en vano.
Demos a la sociedad un mensaje claro: que sus representantes no actúan corporativamente, sino que consideran que quienes integramos este cuerpo somos iguales a cualquier ciudadano ante el requerimiento de la Justicia.
Si así no lo hiciéramos, el mensaje será que existe la grieta no solo por ideología sino también por privilegios que nos ubican en la vereda de enfrente de nuestros compatriotas.
Por todo lo expresado, adelanto mi voto positivo al desafuero del diputado Julio De Vido.