Finalmente estamos por sancionar la “Ley de paridad de género en ámbitos de representación política”, por la cual se equipara la representación de mujeres y hombres, dejando de lado porcentajes de integración para lograr una verdadera igualdad de género en las listas representativas.
Desde el año 2014 presento un proyecto de mi autoría titulado “Ley de igualdad democrática” que va en consonancia con la sanción de Senado que estamos tratando hoy. Por eso, está de más decir que estoy a favor de la eliminación del cupo y la efectiva igualdad de género en las listas. Es necesario para nuestra democracia, para los avances conquistados en los últimos años en materia de igualdad, y fundamentalmente, de los derechos políticos de la mujer.
Para dar un paso hacia la igualdad de género se necesita voluntad política, voluntad política que el año pasado se vio cercenada. Yo no me olvido señor presidente. Se utilizó la paridad como oportunismo y no por convicción. Las mujeres fuimos objeto de una negociación, utilizadas como prenda, en una reforma política que solo intentaba retroceder en vez de avanzar.
Es “uno y una”, es igualdad, es justicia social, independencia económica y soberanía política.
El espíritu de esta sanción debe centrarse en el artículo 37 de nuestra Constitución Nacional que establece:
"Artículo 37.- Esta Constitución garantiza el pleno ejercicio de los derechos políticos, con arreglo al principio de la soberanía popular y de las leyes que se dicten en consecuencia. El sufragio es universal, igual, secreto y obligatorio.
La igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres para el acceso a cargos electivos y partidarios se garantizará por acciones positivas en la regulación de los partidos políticos y en el régimen electoral."
Nuestra Carta Magna habla de “igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres para el acceso a cargos electivos y partidarios”, si hoy convertimos esta sanción del Senado en Ley, se materializará no solo el acceso, sino la igualdad real de representación en los cargos. Y este gran paso que damos hoy a nivel legislativo debe extenderse a todos los ámbitos, en todos los poderes y en los sindicatos.
Cuando hablamos, en términos generales, de "igualdad de oportunidades", nos referimos a una igualdad del 50 a 50, y no librado a la suerte de quien arma las listas. Y depende de una definición política, tal como lo vimos reflejado en las últimas elecciones en la conformación de listas de Unidad Ciudadana. Esta decisión política fue obra de una mujer. Por eso es importante, que las mujeres tengamos lugar y haya una efectiva equidad. Sin equidad no hay una verdadera democracia.
A su vez, el artículo N° 4.1 de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, que posee jerarquía constitucional conforme al artículo 75, inciso 22, de la Constitución Nacional, también marca el camino de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
Hace más de 60 años, precisamente el 9 de septiembre de 1947, gracias a Evita, pudo sancionarse finalmente la Ley 13.010 que establecía en su primer artículo: "Las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen las leyes a los varones argentinos". De esta forma, se consagró el voto femenino y se reivindicó a la mujer en la Sociedad.
Hoy, nos encontramos en otro momento social, el paso que tenemos que dar es el de construir una patria de iguales.
¿Y cómo construimos una patria de iguales si no se invierte presupuesto en la lucha contra la violencia de género?
En los últimos dos años, han aumentado las muertes por femicidios, de matar a una mujer cada 30 horas, hoy matan a una mujer cada 17 horas.
Señor presidente, mientras haya una mujer en la Argentina que muere cada 17 horas, mientras el proyecto de Ley de Presupuesto Nacional no se vea materializado un incremento en políticas públicas para implementar las medidas necesarias para prevenir, erradicar, asistir a las víctimas de violencia de género, no podemos quedarnos tranquilos. Hay que seguir dando la batalla por cada mujer que muere en la Argentina y que a mi me importa.
Por eso quiero recordarle al Poder Ejecutivo que la violencia de género no debe ser solo una propaganda política para ganar elecciones, sino que es una problemática de estado y que como tal debe hacerle frente. Sin presupuesto no hay forma de llevar políticas públicas en dicha materia.
La violencia la viven a diario miles de mujeres, revertir una sociedad machista es un trabajo de todos los días. Pero sin presupuesto o con el ajuste que se hizo para el 2018 esa batalla es inverosímil.
Todavía tenemos a una presa política como lo es Milagro Sala por la arbitrariedad de la justicia jujeña en asociación con el gobernador Morales. Si el oficialismo desea quedar bien con la sociedad introduciendo la paridad, hay que decirlo, gobiernen mejor, sean justos y garanticen los derechos de las mujeres.
La sanción de esta Ley es un paso, pero si no hay un gobierno que acompañe con políticas públicas no vamos a poder seguir avanzando y vamos a retroceder en todas las conquistas ganadas en estos años por el colectivo de las mujeres.
La “Ley de paridad de género en ámbitos de representación política” es una conquista, equiparamos, igualamos, y eliminamos las diferencias absurdas entre ambos géneros. Hoy, nosotras, las mujeres, tenemos un rol participativo y activo en la política, nos merecemos esta Ley.
Es por ello, que mi voto será afirmativo como en cada paso que demos para crear una sociedad más justa.
Gracias Sr. Presidente.-