6. INSERCIÓN SOLICITADA POR LA SEÑORA DIPUTADA MATZEN

Consenso Fiscal 2019

 

Sinceramente, pienso que debemos de honrar nuestros compromisos y es nuestro deber expresar nuestra voluntad de pago a todo el arco político y económico, nacional y extranjero.

Nuestra Constitución Nacional adopta la forma democrática, republicana y federal. Sin embargo, en la práctica tenemos un sistema unitario, dado nuestro sistema de recaudación y el intercambio asimétrico de los diferentes niveles estatales.

En el día de hoy no podemos ser contradictorios. Tenemos que dar señales claras. Es un momento en el cual debemos ser coherentes. Acabamos de aprobar un proyecto que imparte un mandato al Poder Ejecutivo nacional y demuestra nuestra voluntad de pago. Dos horas, después suspendemos un consenso fiscal que no niego que pueda ser perfectible, pero ¿suspenderlo?

El consenso impone compromisos y una hoja de ruta previsible, fija responsabilidades a los estados provinciales y permite aliviar fiscalmente a nuestros contribuyentes. Si suspendemos el consenso fiscal nos quedamos sin el “cómo”. Suena muy “marketinero” decir: “¡Vamos a poner a la Argentina de Pie! ¡Vamos a honrar nuestros compromisos produciendo!”

Me temo que esto es más de lo mismo, siempre vamos de un extremo al otro: de la ortodoxia económica a la libreta del almacenero. Suspender el consenso fiscal es castigar otra vez a quienes pagan sus impuestos solo para seguir manteniendo estructuras estatales macrocefálicas que cobran por servicios que dejan muchos que desear, deficientes y muchas veces también inexistentes.

En mi provincia ‑Río Negro‑, por ejemplo, se ha priorizado la creación de más y más empleo público, pero para generar empleo privado, la verdad es que se hizo poco y nada.  En el último tiempo, miles de puestos nuevos en el Estado provincial.

El pacto fiscal genera un marco, pero tampoco es garantía. Por ejemplo, el exgobernador suscribió el pacto fiscal anterior y se comprometió a bajar Ingresos Brutos, pero lo primero que hizo fue aumentarlo. Cuando un Estado se administra mal termina utilizando los recursos para pagar sueldos, y en los hospitales faltan insumos. Entonces, se terminan aumentando impuestos para solventar gastos corrientes y no para el desarrollo y el crecimiento de las provincias.

Si queremos recaudar más impuestos, no hay que subirlos; hay que generar más contribuyentes, más empresas que aporten al sistema, facilitar la carga a quienes quieran emprender, a los productores, a nuestras pymes en general, que son el mayor porcentaje de contribuyentes. No sirve asfixiar; eso nos hace inviables, nos quita competitividad, genera inequidad y desigualdad.

En el Alto Valle del Río Negro, donde la fruticultura está en crisis, se aprobó una paritaria con un incremento del 51 por ciento. ¿Saben qué va a pasar? Hay chacras que no se van a trabajar y otras que van a optar por poner a parte de sus trabajadores en negro. Otra vez el Estado, en vez de ayudar a quienes producen, prioriza ayudarse a sí mismo.

No podemos negar que, durante el último gobierno, las provincias tuvieron una oportunidad histórica; recibieron más dinero que en cualquier otro gobierno en pos de equilibrar sus cuentas, de ser más justos y federales. Muy pocos gobernadores hicieron la tarea, casi todos siguieron gastando de manera irresponsable e insostenible y hoy los tenemos suplicando. Lo que antes tenían de manera automática, ahora resulta de la discrecionalidad. Claramente, muchas provincias han demostrado la irresponsabilidad en la utilización de los recursos disponibles, evadiendo las políticas públicas de mediano y largo plazo que las sacarán de la deuda y permitirán el equilibrio fiscal.

No cometamos los errores del pasado. Honremos nuestros compromisos tanto con nuestros acreedores como con nuestros ciudadanos.

Escuché a muchos colegas decir que querían que se incluyera dentro de la deuda nacional a las deudas provinciales. En eso podemos estar de acuerdo, pero debe ser con control, la distribución debe ser equitativa y debe tener justicia. No es lo mismo una provincia que busca la salida que otra que a sabiendas de ir más al fondo del abismo, aun así sus gobiernos siguen gastando más de lo posible, sin mirar que esos recursos provienen de los esfuerzos de nuestros conciudadanos.

Para finalizar: ¡los ciudadanos no dan más! No merecen que se dilapiden sus aportes ni que se les cobre más por la ineficacia de sus gobernantes. Comprometámonos a trabajar seriamente en un sistema tributario sostenible y posible para los contribuyentes, pero sobre todo debemos trabajar en bajar el gasto público. Lo que hoy se pretende aprobar implica un “vía libre” que solo perjudicará a cada uno de nuestros vecinos y vecinas de todo el país.

Por ello, adelanto que mi voto será negativo.

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